Van unas palabras sobre el Sentir Navideño, desde el Viejo Continente, años ha. Adivinad quien las habrá dicho/escrito ...
A todos los hombres de este mundo:
A vosotros os dirigimos Nuestro saludo por la Natividad.
Todo lo más sincero, lo más cordial, lo más propicio que puede brotar de Nuestra alma, todo es para vosotros.
Nuestra felicitación, igual que se alza la voz para ser escuchada por cada uno de vosotros, así sube la intensidad y en valor para seros grata y bienhechora.
La Natividad no admite mediocridad de los sentimientos; y Nos dejamos que la Natividad invada con su espíritu Nuestro corazón para reflejar sobre vosotros, no sólo su humilde don de afecto, sino el inmenso e inefable del misterio de luz y de gracia de la Natividad misma.
Para que inmediatamente Nos comprendáis, os diremos que consideramos la Natividad como el encuentro, el gran encuentro, el histórico encuentro, el decisivo encuentro de Dios con la humanidad.
Todos sabemos que aquel encuentro de Dios con la humanidad no fue un simple contacto, externo y transitorio fue nada menos que una unión, una unión vital, una unión estable, una unión de la naturaleza divina con la naturaleza humana, una unión sustancial, hipostática, como la llamaron los Padres de nuestra fe, una unión por la que el Verbo de Dios, en su infinita y eterna Persona, hizo suya la naturaleza humana concebida en el seno purísimo de la Virgen María, siendo así el hombre Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre que, como hombre, nació, vivió, enseñó, sufrió, murió y resucitó, sin dejar de ser el Dios que era, pero haciéndose hombre, tal como nosotros lo conocemos y como nosotros somos.
Y bien: memoria de este encuentro es la Natividad. Más aún: ha de ser la continuación de este encuentro.
Y este Nuestro pensamiento se halla fortalecido por el pensamiento de que este encuentro, en Cristo, entre Dios y la humanidad, Nos parece hallarlo reflejado en el acontecimiento celebrado en estos últimos años, y poco ha terminado, queremos decir, el Concilio Ecuménico Vaticano II. También el Concilio ha sido un encuentro.
Un doble encuentro: de la Iglesia consigo misma; de la Iglesia con el mundo.
En el Concilio se ha cumplido, efectivamente, el encuentro de la Iglesia consigo misma. Encuentro, en verdad, grande y bienhechor.
¿Qué cosa más cristiana que este encuentro? Mas ahora Nuestro pensamiento penetra mas en lo que el Concilio significa y ha realizado: la Iglesia, decíamos, en él se ha encontrado a sí misma: su propia fe, su doctrina, su firmeza, su misión, su energía apostólica y misionera, su riqueza en sabiduría y en gracia, su capacidad para sacar de sus inagotables reservas interiores tesoros nuevos, su ansia de entender, de servir, de salvar al mundo.
Y, en este acto reflejo, la Iglesia no sólo se ha encontrado a sí misma, sino que ha encontrado a Cristo; ha vuelto a sentir el compromiso de fidelidad a la palabra y a la voluntad de El que la penetraba toda, y casi la embriagaba y la exaltaba; ha vuelto a sentir el fluir, en sí, el Espíritu de Cristo, y de nuevo volver a sus labios el mensaje evangélico, la necesidad de renovar su anuncio, para sí, para los hombres todos.
La Iglesia se ha vuelto joven.
Y recordamos, Hermanos, este admirable y nuevo encuentro que el Concilio le ha procurado con Cristo. Recordamos, no siguiendo el mal entendido aggiornamento, ya deplorado por Nuestro venerado predecesor Juan XXIII, no tratando de absorber el espíritu del tiempo, o poniendo su confianza en las enfermizas ideologías del mundo profano, o sometiéndose a cualquier equivocada mentalidad, so pretexto de un fatalismo histórico, ni contentándose tampoco con aportar algún retoque práctico a algunas normas canónicas secundarias, sino buscando el hallar de nuevo a Cristo en sí misma, el encontrarse más conscientemente con El: así la Iglesia puede hoy celebrar su nueva y repetida Natividad.
Hermanos, hijos y hombres todos de buena voluntad: En el nombre de El, Cristo Nuestro Señor, sea con vosotros este Nuestro augurio de buena Navidad, y con él Nuestra Bendición Apostólica.
Extracto del mensaje radial leído durante la Navidad de 1965 por el Papa Paulo VI. El Concilio alude al Concilio Vaticano II que marcó un punto de inflexión en la historia del Cristianismo.
Bitácora devenida Golfista, temporal y afortunadamente. La sabiduría es ante todo conocimiento de si - proverbio chino.
jueves, diciembre 22, 2005
lunes, diciembre 19, 2005
Sincronicidad
Diciembre tiene cosas preciosas.
Primero porque el año se va descomprimiendo y cesa parte de la actividad en la facultad.
Esto da algún respiro que coincide con la finalización del año lectivo de los críos, y da como resultado tener algo mas de tiempo disponible durante el día.
Además los días son mas largos.
Quizá la cuestión mas curiosa, sea el amanecer tempranero. Cosa que no deja de soprender gratamente.
Lo cierto es que el jueves pasado me acerqué a la biblioteca de la facu, como para aprovechar los préstamos por 40 días de brolis.
Han ensayado una estrategia piola: además de los libros de texto, uno tiene acceso a llevar hasta dos novelas.
Fué así que me topé con un autor no muy difundido, pero que me gusta mucho: Hans Ruesch [el que ilustra la foto de este opúsculo].
Y tomé un par de sus novelas: "El país de las sombras largas" e "Iglús en la noche".
Ambos tratan sobre la vida de los esquimales. Entiendo escribe bien, ya que al leer en el bondy Trelew - Rawson creo estar cerca del Polo Norte, donde transcurre la novela.
Hay un par de novelas adicionales (que leí, aunque escribió muchas mas):
"El triunfador" y "La gran sed".
La primera versa sobre el mundo de la fórmula uno, y la otra sobre la vida de los árabes.
Ruesch escribe sobre temas realmente diversos. Y evidentemente se hace fuerte escribiendo sobre los nómades, tales como los esquimales y árabes.
La perlita, fue que el ejemplar de "Iglus en la noche", pertenece a una edición única de Ultramar Ediciones, con tapa dura y una encuadernación ejemplar.
He aquí hay una historia dentro de otra: como tipo curioso me dispuse a verificar edición, año de impresión, etc.
El libro se imprimió en España en 1974, la obra es del 73.
Pero en cuanto miro los datos de catalogación de la Biblioteca de la facu, corroboro proviene de una donación hecha el 15.12.2005. ¡El mismo día que lo retiré!
Evidentemente los libros "hablan", se expresan y emiten mensajes hacia los visitantes. A veces nos llaman, dialogan con los ocasionales miradores (potenciales lectores), y "deciden" si habrán de pedir los lleven (saber escucharlos es otra cosa).
Ni bien me anoticié de este detalle, me apresuré a iniciar una lectura desordenada, ya que leo varios simultáneamente y usualmente me pierdo en varios. Situación que me obliga a retomar desde un par de capítulos previos para retomar.
Este cambio se produjo recientemente, y la lectura no lineal ayuda/refresca.
Tantos bellos mensajes se nos presentan a diario, y pocas veces somos capaces de descifrarlos. Diciembre nos abre los ojitos, ¡aprovechemoslo!
martes, diciembre 06, 2005
Muestra de Fin de Año
Mañana Miércoles 7 de Diciembre de 2005, se llevará a cabo la muestra de fin de año de los alumnos de piano del Estudio Sur de Trelew.
La misma tendrá lugar desde las 20 horas en el Centro Cultural Municipal, sito en 9 de Julio entre Orlando Marconi y Juan José Pecoraro (el Peco).
Esta será como la tercera muestra a la que asistiremos, y siempre nos llevamos gratas sorpresas.
Estudio Sur es un interesante emprendimiento de Marcelo Leidi, quien se dedica a la enseñanza de la guitarra, y Diana es la profe de piano.
En esta ocasión los alumnos nos deleitarán con el sonido de un piano de cola (¡vamos Agustín!).
Estáis todos convidados.