Luego de la férrea defensa del título de Campeón Nacional de Aficionados de Golf, retenida el miércoles 19 de febrero, conversamos con Leandro Correa, un joven deportista que tiene una vocación de abogado y golista amateur contagiosas.
La 125° edición del Campeonato Nacional Amateur de golf que organiza anualmente la Asociación Argentina de Golf, tuvo lugar desde el sábado 15 de febrero en el Club Newman en Benavidez, provincia de Buenos Aires. Se dieron cita los mejores aficionados de la región y jugadores de otros países que vienen a disputar el trofeo centenario. Clasifican los 32 mejores jugadores, que juegan en la modalidad por golpes, para luego jugar partidos individuales en la modalidad match play.
Quisimos conversar con el campeón, que resultó ser el defensor del título: Leandro Correa, jugador del Ranelagh Golf Club. Lo logramos gracias la colaboración de la AAG. Conversamos con Leandro, un joven de 30 años, que es abogado, trabaja en la fiscalía de Berazategui y tiene una claridad poco usual para conjugar trabajo y deporte. Destacamos que la edad media de los jugadores, era inferior a los 30 años, y varios de los competidores entrenan en el circuito de alto rendimiento de este deporte. Correa con una convicción y un trabajo fisico que viene haciendo en los últimos 4 años, destacó su temple y mentalidad. Acompañamos con el audio de la charla mantenidad. De paso, destaco que estos aficionados son enormes, porque marcan la importancia del estudio, del trabajo y de como conjugar agendas, para seguir haciendo una actividad rentada y un deporte que es un plus, una diversión. Algo que en muchos deportes, se va perdiendo.
Cómo nace un golfista, cómo se entrena física y golfisticamente, cómo programa sus días, y mucho mas, en este encuentro con Leandro Correa, campeón nacional de aficionados de golf 2019 y 2020, un bicampeón que no teníamos desde 1983. Escuchadlo en https://drive.google.com/file/d/1w9aIB_gmO6J4HubFvHjaS_u3YC4o7Ier/view?usp=drivesdk
Bitácora devenida Golfista, temporal y afortunadamente. La sabiduría es ante todo conocimiento de si - proverbio chino.
miércoles, febrero 26, 2020
miércoles, febrero 12, 2020
De vuelta a casa
Evocación de un genial artista por Quique Figueroa - RadioViajero empedernido
Hay seres que pasan por la vida en forma silenciosa, discreta, y al mismo tiempo te marcan, sin que uno se de cuenta. Quizá a muchos no les suene el nombre de Lyle Mays: uno de los artífices de una gran revolución musical del siglo XX: lograr el sonido del Pat Metheny Group. Desde su piano junto a la viola de Pat, reinventaron el sonido americano en el sentido literal del término. Le dieron una vuelta de rosca de esas que no tienen parangón.
No en vano por esa mítica agrupación pasaron músicos americanos como Pedro Aznar, Naná Vasconcelos o el baterista mexicano Antonio Sánchez.
Uno de sus objetivos fue lograr otras melodías, que engarzaron fenomenalmente con la bossa brasileña, de la mano de unos arreglos impecables, originales y muy laburados.
Discos como Offramp, American Garage, First Circle, Still Life, Letter from Home, We live here o The Way Up, dan cuenta de un laburo colectivo inconfundible.
Localmente inspiraron a muchos artistas. Tengo presente a Los Músicos del Centro, que en 1980 grabaron una logradísima versión de James.
Esta agrupación fue una de las mas influenciadas por este sonido americano, casi on line, pero a miles de kilómetros, sin internet. En aquellos tiempos de El Tren Fantasma, y otros radioprogramas impares, el sonido del Pat Metheny Group sonó por infinidad de emisoras de FM, colandose en el gusto criollo. Haciendo que mucha gente aprendiera a degustar sonidos nativos, jazz, o la bendita fusión.
Mientras tanto, Lyle seguía en sus teclados, escribiendo arreglos, tallando la fusión, despojando notas innecesarias. Vaya si lo logró. Así lo acreditan estos discos, colaboraciones con otros músicos. En This is not America, asoman algunos de sus arreglos en la voz de David Bowie.
Algunos temas de Pedro Aznar cuentan con los inconfundibles arreglos de Mays.
Una de las grandes características de muchos de sus temas, es su ADN radiabile.
https://youtu.be/EciWe9eqViQDiría que son pocos, aquellos que no pueden formar parte de una cortina radial o de un separador. Eso dice mucho sobre la calidad de un compositor.
Si a todo esto le sumamos el interés de Lyle por la arquitectura, la matemática y el software nos preguntaremos de donde viene este interés por todo.
En 2016, se fue alejando de la industria musical, precisamente por el matrato de esta hacia los artistas en general. No tuvo drama, se fue a laburar en el rubro computable.
Un ser tan comprometido, que en el funeral la familia de Lyle invita a que en vez de flores, colaboren donando el monto a Caltech.
Gracias Lyle por la cantidad de cortinas que nos brindaste y por tu bajo perfil. Descansa en jazz!
Hay seres que pasan por la vida en forma silenciosa, discreta, y al mismo tiempo te marcan, sin que uno se de cuenta. Quizá a muchos no les suene el nombre de Lyle Mays: uno de los artífices de una gran revolución musical del siglo XX: lograr el sonido del Pat Metheny Group. Desde su piano junto a la viola de Pat, reinventaron el sonido americano en el sentido literal del término. Le dieron una vuelta de rosca de esas que no tienen parangón.
No en vano por esa mítica agrupación pasaron músicos americanos como Pedro Aznar, Naná Vasconcelos o el baterista mexicano Antonio Sánchez.
Uno de sus objetivos fue lograr otras melodías, que engarzaron fenomenalmente con la bossa brasileña, de la mano de unos arreglos impecables, originales y muy laburados.
Discos como Offramp, American Garage, First Circle, Still Life, Letter from Home, We live here o The Way Up, dan cuenta de un laburo colectivo inconfundible.
Localmente inspiraron a muchos artistas. Tengo presente a Los Músicos del Centro, que en 1980 grabaron una logradísima versión de James.
Esta agrupación fue una de las mas influenciadas por este sonido americano, casi on line, pero a miles de kilómetros, sin internet. En aquellos tiempos de El Tren Fantasma, y otros radioprogramas impares, el sonido del Pat Metheny Group sonó por infinidad de emisoras de FM, colandose en el gusto criollo. Haciendo que mucha gente aprendiera a degustar sonidos nativos, jazz, o la bendita fusión.
Mientras tanto, Lyle seguía en sus teclados, escribiendo arreglos, tallando la fusión, despojando notas innecesarias. Vaya si lo logró. Así lo acreditan estos discos, colaboraciones con otros músicos. En This is not America, asoman algunos de sus arreglos en la voz de David Bowie.
Algunos temas de Pedro Aznar cuentan con los inconfundibles arreglos de Mays.
Una de las grandes características de muchos de sus temas, es su ADN radiabile.
https://youtu.be/EciWe9eqViQDiría que son pocos, aquellos que no pueden formar parte de una cortina radial o de un separador. Eso dice mucho sobre la calidad de un compositor.
Si a todo esto le sumamos el interés de Lyle por la arquitectura, la matemática y el software nos preguntaremos de donde viene este interés por todo.
En 2016, se fue alejando de la industria musical, precisamente por el matrato de esta hacia los artistas en general. No tuvo drama, se fue a laburar en el rubro computable.
Un ser tan comprometido, que en el funeral la familia de Lyle invita a que en vez de flores, colaboren donando el monto a Caltech.
Gracias Lyle por la cantidad de cortinas que nos brindaste y por tu bajo perfil. Descansa en jazz!
sábado, febrero 01, 2020
Locos años 20
En días de vino y rosas del sábado 1° de febrero, Javier Navia y Quique Fraga recrean la atmósfera de los años 20. Un gran programa de la Radio de la Ciudad que merece ser escuchado y disfrutado una y mil veces. Sea!
Las cosas por su nombre
El cansino enero suele ser un mes atípico. La velocidad urbana se switchea al modo verano, y el epicentro de algunas coberturas, pasa a estar en "los sitios de veraneo".
Algunos hechos delictivos quiebran el sosiego del descanso y hacen que la maquinaria incomunicativa active sus tentáculos.
Arrancamos 20&20 con un asesinato, que fue una vil y cobarde masacre, magnificamente anticipada por la versión cinematográfica de La Naranja mecánica. Donde un grupo de tipejos, masacran a un ser indefenso.
Eso sucedió en Villa Gesell. No son deportistas, ni rugbiers, sino cobardes asesinos que actuaron en manada.
Paralelamente, mientras esta vejación tenía lugar, un sector de la suciedad se deleitaba filmando y registrando la escena. Son tiempos extraños.
La prensa etiquetaba a "los rugbiers". Estos sujetos tiraban la pelota y acusaban a un tercero en discordia que no tenía nada que ver.
El asesinato se convirtió en el epicentro del verano, de paso la prensa se la pasó levantando un dedito acusador sobre la punta del iceberg, en lugar de ir un poquitico en profundidad.
Laura Di Marco, y el equipo de Pensándolo bien, hicieron una nota que patea el tablero y nos llama a la reflexión acerca del fenómeno. Vale la pena rumiarla.