"Al silencio le gustaba escuchar la música; oía hasta la última resonancia y después se quedaba pensando en lo que había escuchado. Sus opiniones tardaban. Pero cuando el silencio ya era de confianza, intervenía en la música: pasaba entre los sonidos como un gato con su gran cola negra y los dejaba llenos de intenciones" - Felisberto Hernández
Malena es uno de esos raros casos de la lírica en que un artista no deja de cantar para decir, ni deja de decir por el hecho de estar cantando. Su voz, es un espacio en el que germinan todas las significaciones del texto. El fenómeno que Roland Barthes denominaba el geno-canto: el volumen de la voz que canta y dice desde la garganta.
¿Qué es la música con respecto al texto?
Escuchando la belleza absoluta de Malena me atrevo (a todo): es una cualidad, un atributo del lenguaje.
Una cualidad que no tiene nada que ver con las ciencias del lenguaje (poética, retórica, semiología), pues al volverse atributo, la parte del lenguaje promovida es lo que éste no dice, lo que no se articula.
Precisamente en aquello que no se pronuncia, es donde se alojan el goce, la ternura, el deseo, la delicadeza, la satisfacción, los más delicados valores de lo Imaginado.
La música es a la vez lo expreso y lo tácito en el texto: lo que está pronunciado (sometido a inflexiones), pero no-articulado. Por eso lo llamativo en Malena es la pronunciación. alarga su voz en las vocales, y parece acunar todo el sentido de una frase.
La Muyala es una belleza completa, arrolladora. De algún modo la conecto con la (Soledad) Villamil, otra artista que dió muestras inequívocas de su vocación tanguera.
Habemus mas naifas en el 2x4.
En hora buena!
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