jueves, agosto 20, 2009

Ciudad Capital, un saco, aspirinetas y el Aconcagua

Circulaba el poligriyo p por la ciudad de Rawson, en busca de respuestas a sus múltiples interrogantes.
Entró en negocios varios: verdulería, panadería, librería; mas en ninguno supieron dar respuesta a su pregunta de como estar en paz.

Tomó por Gregorio Mayo, aunque allí pocos/nadie conozcan los nombres de las calles, quizá por eso anden tan desorientados.
Subitámente topose con un saco conocido, pero portado por otra persona.
Un ser que le resultaba conocido, claro, si llevaba un saco que alguna vez fue suyo!

Este sujeto saludó al poligriyo p efusivamente, allí p se dió cuenta del saco, y del sujeto.
Mayor fue su sorpresa cuando este metió su mano derecha en el bolsillo del saco y sacó una tira de aspirinetas.
Entonces, la presunción que había sido suyo el saco, en aquel momento convirtiose en certeza.

Pero, ¿cómo aliviar el dolor de cabeza?
Se pueden mitigar todos los dolores,
o solo aquellos que no son emociones?

P se puso el saco, que el sujeto le prestó,
y bajo el manto de un abrazo,
mas algunas palabras de un amigo confesor,
comprendió que ciertas penas,
trocan de dolor en calma,
yendo del paroxismo a la quietud.

Pero el camino hacia la paz,
es un sendero empinado,
poco apto para todos,
salvo que medie una (férrea) decisión.

- ¿Y cómo es la paz? - inquirió p.
- Algo así como escalar el Aconcagua. Tanto laburar para llegar a la cima, estar unos instantes, y ahí nomás volver a bajar - aclaró el sujeto del saco.
- ¿Es efímera?
- No. Simplemente requiere de un gran esfuerzo, en el cual no hay que cesar. Puede que uno afloje, pero debe seguir ascendiendo. Y es el proceso en si, el que va dandole a uno firmeza, decisión y serenidad.
- ¿Se puede subir solo? - preguntó p.
- No te lo aconsejo. Es un trabajo conjunto. Tienen que ir dos o mas. No deben ser iguales, sino entenderse, mantener una fina sintonía.
- ¿Para qué?
- Imaginate que el camino es largo. Habrá días y noches, fríos y calores, alegrías y cagazos. Para eso sirve la comunicación profunda entre los escaladores, que no son otra cosa que caminantes que buscan transitar por la vía y cumplir con su meta. Estos buscadores, tienen estrategias comunes, o mediante un guiño o un gesto, uno sabe que quiso decir el otro.
- ¿Tan necesario es esto?
- Mirá - replicó el sujeto, algo cansado - cuando dos seres logran esto, simplemente se proponen un objetivo, y habrán de alcanzarlo. Nadie dice que sea fácil. Pero una vez que se derribaron las barreras de sus personalidades y logran este fluir, muchas cosas habrán de conseguir.
- ¿Cómo podré darme cuenta de esta sintonía?
- Cuando sepas que los pasos que vos das, el otro los intuye, cuando tus acciones sean presentidas, y tus elecciones respetadas. La gente en comunión profunda se cuida y preserva mutuamente. Por eso son necesarios para transitar el camino, no solo para cuidarse entre si, sino porque ellos con su paso firme y conjunto, van marcando un sendero para el resto de la humanidad. Y demuestran que no hay rutas sin salida, ni berenjenales insalvables, y que hasta lo imposible se vuelve humano y mágico.
- Tendré que llevar algo especial?
- Con una tira de aspirinetas alcanzará ..

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