Bitácora devenida Golfista, temporal y afortunadamente. La sabiduría es ante todo conocimiento de si - proverbio chino.
domingo, diciembre 20, 2009
Jazz orillero
La presentación de la Orilla Urbana Jazz en el Centro Cultural Municipal de Trelew cumplió con creces las expectativas.
Porque el Centro Cultural apostó a un género popular, que por estos lares (aún) tiene el rótulo de "música selecta".
La preparación de la sala, demuestra gran apertura para recibir nuevas propuestas con brazos abiertos. Bravo por ello.
Además, cine, pintura, artes plásticas y música van de la mano.
La banda suena muy consolidada, alcanzando una cohesión que parece provenir de años, pero adquirida rápidamente, y en pocos meses.
El repertorio incluyó
"Cheek to cheek" (Irving Berlin, circa 1930),
"Stop this world" (Mose Allison, 1988),
"When you say nothing at all" (Paul Overstreet & Don Schlitz, 1988),
"Route 66" (Bobby Troup, 1946),
"Beautiful love" (King, Young, Van Alstyne & Gillespie, 1931),
"Tina" (Alejandro Gándara, 2004),
"The Man I Love" y "Fascinating rythm" (George & Ira Gershwin, 1924),
"I can't give you anything but love" (Jimmy McHugh & Dothy Fields, 1928),
"Midnight Blue" (Kenny Burrell, 1963),
"Take care",
"Kiss me, Kate" (Cole Porter, 1948).
Mucho estándares de jazz, pero con versiones novedosas, perfectamente adaptadas al amplio registro de Giselle Asencio, quien se maneja además como presentadora del grupo. Una verdadera dama del jazz.
En guitarra, Alejandro Simonovich da cuenta de un personalísimo estilo que suena con la ductilidad de Joe Pass, y la expresividad de Samy Mielgo.
Fabián Nesprias demostró un gran oficio a la hora de ejecutar el contrabajo con su habitual soltura/swing.
Juan Pablo Solco en batería sonó un poco fuerte en algunos temas, y el instrumento se hizo notar en algunas limitaciones del estudio. Sin embargo, descolló en Tina y The man I love, acompañando al resto con grandes aciertos.
Intentaré ser justo, porque en el jazz, el batero suele llevar las de perder, mas en una formación de voz, guitarra, contrabajo y bateria, donde el mínimo ruido se nota/amplifica.
Por eso monstruos que descollaron en baterías jazzeras fueron el Momo Minichillo, el Pocho Lapouble o el Zurdo Roitner.
Juan Pablo no debe llegar a los 30 pirulos, y está acompañado por otros dos caballeros que le llevan unos añitos.
En esto la experiencia pesa, pero va por la gran y rítmica senda Solco.
Gran repertorio, muy bien elegido. Como podrán observar con una variedad de temas que recorren todo el s. XX y algo del XXI. Sería fenómeno escuchar una Orilla con mas Bossa, y hasta me arriesgaría a que hicieran algo del Cuchi, porque Leguizamón era bien Monkiano. De todos modos, Orilla puede incursionar por subgéneros varios, desde la óptica del jazz. Es el motor que los impulsa, y los lleva a buen puerto.
¡Una noche inolvidable! Y a puro swing, como en el noble deporte ...
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