miércoles, marzo 09, 2011

Apostillas

Regresar a la ciudad natal por unos días siempre es algo emotivo.
Buenos Aires, comme d'habitude, sigue siendo una urbe encantadora. El único inconveniente, es la estrategia que uno debe urdir para recorrerla. Ya que pensar en hacerlo motorizado puede ser un calvario, solo propicio para seres irredentos.
De todas las cosas, las mas intensas son los reencuentros con lugares y seres conocidos. Eso se lleva el premio a la hora de un ranking.
También el calor y la humedad, se llevaron gran parte de las diatribas, pero uno se reconoce en aquellas calles, pese a todo.
Simplemente vi mucha gente fumando, cosa menos usual en otros lares, y una devoción manifiesta hacia los canes en espacios reducidos. Pero, eso no desmerece para ná, la belleza porteña, en todo sentido.


Y de paso cañazo comparto oda al inperdible restaurant Norte, sito en Talcahuano entre Paraguay y Marcelo T., ande hube de degustar sendos platos junto a seres tan disímiles como el Pepe Poirier, y el caro Dottore Sassaroli.


Restaurante "Norte" (Talcahuano y Paraguay)

ese restaurante era tan porteño
que hasta las miguitas de pan
se sabían la Cumparsita
ay!
si Tito Lusiardo viviera!
haría barriletes con tus servilletas
azularía las ojeras de las grelas
con sus pies de ronco bailarín
con sus fantásticos cuentos
de veraz varón argentino
ay!
si Tito Lusiardo viviera!
los sifones mojarían las espaldas de los panes
pícaros y narigones
como Discepolín

la entraña y el gañote
suenan como campanas
en la timba carnal
de los platos del día
y los mozos como granaderos de juguete
asisten a batallas
donde siempre vence
el ángel que habita
los rezongos de los cajeros

ese restaurante me restaura
y beatifica
me devuelve Buenos Aires
me pone una flor en el ojal
y siete banderas en el corazón
salud!!!

A votré santé, Reina del Plata!

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