lunes, diciembre 24, 2012

Alojar

Bs.As., vísperas navideñas de 2012

Miro a mi alrededor, y encuentro una ciudad desierta,
con poca gente, menos autos, 
y sensación de apuro inminente.

Que se estará gestando,
se sentirá al respirar?
Solo percibo sopor, fuego y ardor
(son solo 50 de ST).

Habrá un piquete a la esperanza,
Aldón pirulero: nos dejará pasar?

No, no. Es otra cosa.
Coincide con la luminosidad del día porteño.
Es el nacimiento de alguien que habrá de llegar.
Pero no tendrá lugar.

Será como noches atrás en la ruta Sur-Norte, 
donde faltó el combustible y el alojamiento?
Que pasaría si este "Muchacho"
tuviese que nacer en el alojamiento improvisado,
de una estación de servicio de algún punto del ispa.

Seríamos capaces de recibirlo,
o de celebrar su arribo?
Creo que si.

Porque hay un germen de credulidad 
y esperanza en este gen argento.
A veces debilitado,
otras ignorado, y tantas veces silenciado.

LLega este tiempo,
donde las puertas del cielo parecen abrirse 
y acercarse a nuestra tierra.

Cierran los negocios, todos nos miramos 
(un poco mas) a los ojos, y nos deseamos felicidad,
cada uno a su manera, 
(aún cuando nos retiramos sin haber comprado),
y es una cuestión esencial: 
la de buscar, desear y querer la felicidad colectiva.

Pienso en los que nos antecedieron, 
y nos dieron vida,
los que nos criaron, aquellos que nos acompañaron,
y en n navidades (con n suficientemente grande),
siendo todas ellas singulares.

En el milagro que se produce, cada diciembre, 
siempre que hagamos un lugar para el Pesebre.
Ese que llegó en Belén, Rio Colorado, La Adela, Bahía Blanca,
Azul u Olavarría. 

Pesebre que nos invita a habitarlo, y por ende nos enseña a esperar, 
como así también a recibir y valorar.
Eso es parte de la Navidad. 

Que se repita el milagro y Feliz Natividad!

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