viernes, septiembre 11, 2015

Maestros varios

El término maestro tiene mas de diez acepciones.
Desde un adjetivo que por su perfección se destaca entre las de su clase, pasando por la persona que compone música o dirige una orquesta, hasta el oficial de un oficio manual. También están las relacionadas con la formación: persona muy diestra, con profundos conocimientos en alguna materia, quien enseña un arte, ciencia u oficio, especialmente en el primer ciclo de la enseñanza.
Elijo aquella que reza: todo lo que enseña o alecciona.

Por ende, como no solo de pan vive el hombre, no solo en las aulas uno aprende.
Elijo aquellos maestros sin título, que contagian la polenta, energía y pasión con su ejemplo, con su coherencia, y con su constancia.
Son mis maestros, los mozos de los bares que adoro, esos que atienden en forma diligente, y optan por no hablarme de personas.
Los conductores radiales, que adoro sintonizar, porque me sanarán con su estilo, despojado de soberbia, y siempre alentando al radioescucha.
A los comerciantes, que abren su negocio puntualmente, tienen el negocio limpio, con productos que jamás están vencidos, y redondean a favor de su cliente.
A los alumnos que pese a sus notas bajas, siguen yendo con entusiasmo a clase.
A las personas que siguen una rutina, con amor, sin desfallecer, y no la dejan de hacer, porque saben que hay beneficiarios.
A los conductores que son gentiles, en todo momento, y respetan las normas de tránsito para que nos manejemos mejor, en la calle y en la vida.
A los músicos, esos que podemos poner cualquier disco de ellos, y sabremos que no saldremos defraudados, sino reinventados como mejores personas.
A las personas que no chapean sus títulos, y se mezclan entre la gente, para ver como pueden ayudar. Pienso en infinidad de personas, con formación o sin ella, pero que promueven el bien público y el emponderamiento de las sociedades.
A todos los que rezan silentemente por la humanidad, por sus conocidos y desconocidos, y lo hacen con la constancia de la fe.
A las personas que no profesan religión alguna, pero respetan profundamente las creencias de los demás.
A miles de maestros que tuve en la radio, en la TV, en internet, y jamás se enteraron cuánto aprendí, aprendo y aprenderé de ellos.
A todos aquellos que me ayudaron a crecer como persona en las aulas, primarias, secundarias, terciarias, universitarias.

A Domingo Faustino Sarmiento, por su cosmovisión y testarudez.
A Tim Berners Lee, por promover el trabajo colectivo.
A César Milstein, por su fatuo fueguito.
A Pedro Opeka, por su tenacidad para promover a los malgaches.

Por ellos y por muchos más, Adrián Iaies recrea un himno.

Grazie mille!

3 comentarios:

  1. Un poco tarde, pero no sin emoción, un eterno gracias por este hermoso reconocimiento a los maestros con todas las letras. Justamente el otro día le dije a alguien por ahí: ¿por qué los maestros de escuela no quieren más llamarse maestros? Ahora son todos "docentes". Qué pena, es tan linda y tan llena de sentido la palabra "maestro"...

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