lunes, mayo 07, 2018

Revolviendo cajones

En un orden interno, de esos que uno hace sin apuro, porque es en un fin de semana, dí con un texto que siempre crei tener guardado.
Mucho me alegró haber dado con el.
Porque a veces uno quiere creer que tal o cual cosa, está guardada. El problema, es que a veces lo está tan bien, que jamás volvemos a con ella, i.e., la cordura ...
El caso, es que asomó este incunable, circa 1980.

Tiene (mucho) valor, porque corresponde al acto de egreso que armamos para despedirnos del colegio.
Allí se retratan varios profesores, que tenían características notables.
El texto completo, corresponde a un tipo con gran talento narrativo, como así también para otras artes. Pero en estas tres carillas, Rafael Vilá (el 33!), hace uso de casi todos los recursos literarios, que exceden a lo visto en los cursos de literatura.
El tipo se despacha con una dosis de humor, proverbial. Siempre sutil, con altura. Pero hay gestos notables, en los parlamentos, acorde a la personalidad de los actores.

Merced a los esfuerzos del querido Negro Olmedo, y gracias a la tenacidad de un reducido grupo de tercos compañeros, empezamos a reunirnos, desde el 21 de septiembre de 2017.
Fue algo inesperado y un verdadero regalo. Porque nos encontramos con los ojos de personas que tenemos 55 pirulos, pero con la confianza y el conocimiento que nos da haber compartido muchos años de vida, en un período riquisimo.

Alejandro Olmedo partió de modo raudo de este mundo, siempre original nuestro Negro. Pero logró reunirnos, luego de treinta y pico de años.
Intentamos seguir construyendo una relación fraterna, entre quienes se suman a esta movida, que es abierta a todos los que formamos parte de aquella camada.

Pero ahora, le dejamos paso a la egregia compañía de personajes, que revivimos desde 1980 a 2018 (que lo tiró)

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