Luego de ver el inmenso mar de posibilidades que nos brinda la red de redes, y como podemos acercarnos a personas, o a información otrora inhallable, socializo un pequeño escrito sobre un artista tan genial como desconocido: el Maestro oriental Esteban Klísich.
Hube de encargar (allá por los 90'), material discográfico a cuanto conocido viajase a Montevideo, para adquirir su el resto de su inaccesible discografía (al menos en Argentina), conocida gracias a la inteligente estrategia del sello Circe, que editó casetes que se vendían en los puestos de diario, allá por los 80', llegando a mis manos su obra denominada Planetario.
Cuanta persona cruzaba a Montevideo, y entraba a cualquier disquería, solía recibir la demoledora respuesta:
- Este señor, ¿Klisich me dijo?, ehh, ¿es uruguayo? .. No lo conocemos .
Hoy merced al desarrollo y popularidad que cobró la herramienta, es relativamente fácil, dar con el intérprete y su obra.
Comparto entonces el pensamiento de Klisich, maestro de maestros, quien suele dar no más de cuatro clases diarias, para luego finalizar con una caminata diaria de 7 kilómetros. La conjunción le carga las pilas, y calma al exigente maestro.
El Klísich de los primeros tiempos: Campo Blanco.
Esteban mas reciente, el de Kraj
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