Un 10 de octubre, como cualquier otro día en la vida pasaron muchas cosas.
Quizá en 2016, con motivo del feriado del 12 de octubre, que laboriosamente supimos adelantar, para festejar quien sabe qué, ni cuando, repasamos en camiseta.
Así de entrecasa, medio entredormidos, vienen a la mente solo algunos pocos hechos, y significativos.
En 1917 nace Thelonious Sphere Monk, el gran Monk, pianista impar que supo darle impulso al jazz. Escribió con pocas notas, logrando un sonido fácilmente reconocible. Estilo que se puede colar no solo por entre el jazz, sino en la música popular toda.
Una historia pinta la universalidad de Monk de cuerpo entero. En un tributo al Mono Villegas, tocó el Cuchi Leguizamón en el Centro Cultural Recoleta, al salir, la vida del Mono, felicita al salteño, y le espeta, hoy estuvo mas monkiano que nunca.
El Cuchi, agradece, e ipso pucho, le pregunta a su hijo Delfín, que es Monkiano, a lo que el vástago aclara que alude a Thelonious Monk. Resultado: el Cuchi, le encarga salir de recorrida para comprar todos los discos de Monk.
Y la viuda no mentía, hay un germen Monkiano en el Cuchi, y en algunos otros autores selectos. De los que captan la vida, la colocan en el pentagrama y la deslizan anónimamente, haciéndonos canturrear y/o mover los piececillos, pero sin sacudirnos. Ni muy muy, ni tan tan. Capisce?
Otro digo si, en 1939, se fue Eleanor Rigby. Si, fue una señora ignota, cuya lápida en el cementerio de St.Johnn, lugar frecuentado por John Lennon y Paul McCartney, dio el nombre que este necesitaba para titular su tema. Saltó a la fama, por un tema bien beatle, con las cuerdas, propias del quinto beatle, el genial George Martin. Un tema que da para repasar una y mil veces.
1964, se inauguran los juegos olímpicos de Tokyo. Bueno, un hecho deportivo. No señor, mucho mas que eso. Pensemos en Japón, perdedor de la Segunda Guerra Mundial. Una nación que aceptó reinventarse en varios sentidos, al dictar una nueva constitución, conforme a lo impuesto por los Estados Unidos. Pero no son sumisos, sin pacientes y persevarantes. Cuando inaugurarons los Juegos, el atleta que encendió el pebetero, fue un deportista nacido el día que tiraron la bomba atómica sobre Hiroshima, todo un metamensaje ...
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