Caros meus:
Este laburo de padre no tiene escuela ande se aprenda. Es algo pa' toda la vida.
Falta el Viejo, y uno añora esos toquecitos telefónicos, o mejor aún en vivo y en directo.
Miraremos hacia el firmamento, y en alguna nube andará, dispensando un guiño, y algún comentario jodón.
Como será la cosa? Logrará uno transmitir hacia la descendencia, el mágico cariño que lo une al padre, aún cuando este no esté entre nos?
Si, los tiempos cambian, también las costumbres. El desafío hoy, es poder seguir compartiendo esos mágicos momentos, donde sin mediar palabras, sino con algún gesto grotesco, la complicidad estaba dada: una imitación, la letra de una milonga, o el recitado de una de esas propagandas hartantes que cortan la serie preferida.
Cuando no, el llamado pa' verificar como iba el criptograma literario, o los entretenimientos de la versión dominguera del diario.
El vaticinio pa' saber quien ganaría el torneo de golf en disputa, o alguna columna imperdible, como las del caminante quieto (R.Braceli en la revista de La Nación).
Tres semanas ha, Braceli escribió una crónica recordando al Goyo Klimovsky, porteño al mango y epistemólogo empedernido.
Sin las pretensiones del genial mendocino, tengo in pectore, el homenaje a los Viejos.
Al mío en particular, a quien recuerdo siempre dispuesto a tomar un cafecito ande fuere, conocedor de Bs.As. como pocos, y lector voraz de todo tipo: novelas, policiales, guías telefónicas, opúsculos de mala muerte, y destinatario de largas misivas. Compartíamos el gusto por la pluma de Piolín de Macramé (Florencio Escardó) y Nemo (Octavio Hornos Paz).
También proyectando la partida estival para los 25 de diciembres, porque había menos tráfico en el trayecto hacia su querida Alta Gracia. Viajes en un milqui, con 39º de ST a la sombra, pero sin penurias, porque se venía el paraíso terrenal, ese lugar y tiempo, donde la familia cambiaba de configuración, para discurrir un tiempo mucho mas relajado y parecido al de ppio. de siglo.
Buenos momentos. Poca guita. Al mal tiempo buena cara.
Tan optimista como lector/ajedrecista. Jaque!
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