Es un término propio de los bibliófilos para referirse a los libros impresos desde la invención de la imprenta por Gutenberg,hasta el último día del año 1500.
El primer incunable español del que hay noticia fue impreso en 1472 bajo el título Sinodal y contiene las actas de un sínodo religioso celebrado en Segovia.
Entre los más importantes incunables de esa época se suele mencionar una Biblia impresa en Valencia en 1478, pero no se puede ignorar la Gramática castellana (1495), de Antonio de Nebrija.
El nombre incunable proviene del latín clásico incunabula, que significa 'cuna', pero también, en sentido figurado, 'comienzo', 'principio'.
Atención entonces, que no todos los libros antiguos son incunables, pese a que suele designarse con este calificativo a libros de siglos anteriores.
Pero los veros incunables, son contados con los dedos de una persona.
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