jueves, julio 11, 2013

Día nacional del fuelle


Hoy 11 de julio, se cumplen 99 años del nacimiento de un gran músico.
Aníbal Troilo, Pichuco o el Gordo fue un privilegiado artista que tenía una mágica comunión con el público. Su orquesta marcaba el buen gusto del tango.
Se rodeó de buenos cantores y excelentes músicos. Y supo elegir su repertorio a la hora de grabar discos, logrando inteligentemente con los sellos grabadores.

Pichuco tocaba inclinado hacia adelante, y cerraba sus ojitos.
Tenía influencias de Pedrito Maffia y de Ciriaco Ortiz, pero marcó un camino único en su diálogo con el fuelle del bandoneón.
Nació un 11 de julio de 1914 en Cabrera casi Tomás Manuel de Anchorena, a cuadras del Abasto.  

A los 10 años le compraron el bandoneón que lo acompañaría por el resto de sus días.
A los 16 años integró el sexteto conducido por Elvino Vardaro y Osvaldo Pugliese.
Allí tendría como compañeros de violín a Ciriaco Ortiz y Alfredo Gobbi (h).
En 1931 se reencontraría con Ciriaco en la orquesta Los Provincianos, creada por un sello, para grabar discos. Junto a la formación liderada por Julio de Caro, se presentaría en el Luna Park, para pasar luego por tantas otras orquestas, junto a D'Arienzo y D'Agostino entre otros.

Pichuco formó parte del Cuarteto del 900, junto al acordeonista Feliciano Brunelli, Elvino Vardaro y el flautista Enrique Bour.
Luego se sumaría a la gran orquesta de Juan Carlos Cobián,  última parada antes de lanzarse al ruedo con su gente.
El genial estreno de la orquesta troiliana tuvo lugar el 1º de julio de ese año en la boite Marabú, donde un letrero anunciaba:
"Hoy debut: Aníbal Troilo y su orquesta", o  "Todo el mundo al Marabú / la boite de más alto rango / donde Pichuco y su orquesta / harán bailar buenos tangos".

En el 38 llega al vinilo para el sello Odeón el 7 de marzo de 1938 con los tangos "Comme il faut", de Eduardo Arolas, y "Tinta verde", de Agustín Bardi.
Volvería a granar el 4 de marzo de 1941 para RCA Víctor junto a la voz de Francisco Fiorentino. Desde aquel entonces y hasta 1975, grabó cerca de 500 temas.

Por su orquesta desfilaron voces como las de Fiorentino, Floreal Ruiz, Edmundo Rivero, Nelly Vazquez y Roberto Goyeneche. Algunos pianistas del Gordo fueron: Orlando Goño, Carlos Figari, Osvaldo Manzi, Osvaldo Berlinghieri y José Colángelo. También tocó con Ubaldo de Lío en guitarra y Astor Piazzolla en bandoneón.
La simbiosis de Astor y el Gordo fue mágica, el marplatense había regresado de los Estados Unidos, y contaba con 18 años, acudía todas las noches al café Germinal de la calle Corrientes a escuchar a la orquesta de Troilo. Un día cae enfermo el bandoneonista Toto Rodríguez, y el violinista Hugo Baralis le avisa al "Gato" Piazzolla de la oportunidad que tendría para probarse en la orquesta. Cuando le avisan que tenían un candidato, el Gordo lo miró a Astor, y lo vió joven. Peor aún, cuando le ofreció las partituras para escucharlo. Astor le respondió que no le hacían falta, porque conocía el repertorio de memoria ..

El resto es historia. Astor se integró a la orquesta de Troilo, desde 1939 hasta 1944.
A Pichuco le gustaban los compases simples, que permitiesen al público bailar y lucirse, porque para eso pagaban la entrada.
Piazzolla escribía arreglos demasiado modernos para las partituras, y el Gordo, sacaba la goma de borrar y entraba a modificar compases.
Pese a estas diferencias de gustos musicales, la relación entre ambos siempre fue cordial y de afecto profesional.
De hecho, cuando muere Troilo, Zita la viuda, le obsequia uno de los bandoneones de Pichuco, instrumento que Piazzolla conservó como una reliquia.

A pesar de que el Gordo no le gustaba mucho la música de Piazzolla, pues en varias ocasiones declaró que era una 'cosa' que no la entendía, supo valorar la obra de su amigo, a tal punto que le grabó en la década del 50 los tangos "Para lucirse", "Prepárense", "Contratiempo", "Triunfal", "Lo que vendrá" y el tango que compusieron juntos "Contrabajeando".
Y en 1966, llevó al disco "Verano Porteño" y el magistral "Adiós Nonino".Piazzolla también le demostró a Troilo su profundo respeto y cariño, escribiendo un tango con versos de Horacio Ferrer "El Gordo Triste", obra escrita en homenaje y en vida de su amigo, y después de la muerte de Pichuco, escribió en su honor la "Suite Troiliana", en la que incluye según Astor, los cuatro grandes amores de Troilo tuvo en su vida, el "Bandoneón", "Zita", "Whisky" y "Escolaso".

Para cerrar esta evocación, recuerdo los comentarios que hacían su público, sobre la magia que ponía el Gordo en su orquesta, porque si faltaba algún integrante, merced a algún artilugio desconocido, Troilo, tocaba de tal modo que la ausencia pasara inadvertida para el oyente. Allí radicaba parte de su magia.
El resto estaba también en su forma de ser, su tremenda humanidad encerrada en aquel gordo, retratado en eesta reflexión troiliana:
- "Hay cosas que tienen que ser fundamentales en un hombre: la bonhomía y el repeto. El respeto sobre todas las cosas. Yo tenía 17 años y trabajaba en un cabaret. sabe cómo les decía a las bailarinas? Cómo está señora? Señora, les decía... (Aníbal Troilo)"

No en vano, en 2005 sancionaron este día en el Congreso, la Ley que corona este 11 de julio como día nacional del Bandoneón.
Como si esto fuera poco, compartimos un soneto sobre el Dogor, compuesto por Gustavo (vero) Grosso

"Y siempre está volviendo al barrio/ Pichuco Troilo del fuelle esquina Buenos Aires/ con t de tango/ Zita y el amor por el whisky/ el escolazo y los amigos/ así de taciturno/ noctámbulo de todas las esquinas./ Un día como hoy/ frío y en mayo/ colocó por última vez el paño de terciopelo en las rodillas/ y sin más entrecerró los ojos/ y desde entonces/ el son del bandoneón quedó solo y con quejas./ Cerraba los ojos cuando tocaba/ y nunca supo explicar por qué/ parecía que se quedaba dormido/ hasta los aplausos/ La última curda/ Romance de barrio. "Yo sé que la gente me quiere... No sé si soy un ídolo... Por otra parte, no soy tan vanidoso como para creerme eso... ¿Buenos Aires? No, que voy a ser Buenos Aires... Pero yo quisiera ser media calle de un barrio cualquiera de mi ciudad..."/ Palabra del Gordo/ el más querido de todos los tangueros/ vaya alguien a saber cómo y por qué esa magia/ esa comunión inalterable con su gente./ No fue un gran estilista ni un enorme creador/ pero fue él mismo/ y nadie como Pichuco de las manos como patios/ pinta poeta de gorrión con gomina/ A los diez años convenció a su mamá y compró un bandoneón a 140 pesos y en 14 cuotas/ con ese fueye tocó casi siempre/ y a los once ya andaba por el Abasto/ con sus primeras notas/ y tenía menos de quince cuando formó el quinteto/ Troilo con Elvino Vardaro/ con Pugliese/ con los mejores cantores/ con Gobbi/ ¿De qué Shakespeare lunfardo se ha escapado este hombre?/ preguntó Ferrer describiendo al Gordo triste/ el cabaret/ el fútbol/ River/ los burros/ Aníbal Carmelo había nacido en el 14, el 11 de julio/ en el Abasto/ y cómo no ser tanguero naciendo allí/ la familia lo bautizó Pichuco y fue Pichuco para siempre/ "Se dice que yo me emociono demasiado a menudo y que lloro. Sí, es cierto. Pero nunca lo hago por cosas sin importancia"/ Un día de mayo Pichuco de las manos como patios/ cerró los ojos y desde entonces/ nunca hubo un porteño tan baqueano del alba."

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