viernes, noviembre 22, 2013

Houston, cuando el mundo se detuvo.

El 22 de noviembre de 1963, cerca del mediodía asesinaban al presidente de los EE.UU., John F. Kennedy. La noticia revolucionó al mundo.

El viaj de Kennedy a Texas, se relacionaba con las próximas elecciones presidenciales que tendrían lugar en 1964. Debido al escaso margen por el cual había triunfado en los estados sureños, viajó para mejorar el clima y aumentar su popularidad por esos lares.

El viaje incluía Houston, Dallas y San Antonio. La policía de Dallas había preparado un gran despliegue. A las 11:30 el avión presidencial, el Air Force One, llegó al aeropuerto de Dallas. Ipso pucho la comitiva se subió a una limusina descapotada. En el auto viajaban junto a JFK, su esposa, el gobernador de Texas, y su mujer. La comitiva presidencial se dirigía hacia el centro de Dallas. Hicieron varias paradas para que el presidente saludara a su gente.

En un esquina, donde debía hacer un giro pronunciado a la izquierda, el vehículo redujo su velocidad casi a paso de hombre. En este punto se produjo el primero de los disparos, que fue desviado. A los 3 segundos, se produce el segundo disparo que hiere a Kennedy. Cinco segundos mas tarde llegaría el último disparo, que impacta en la cabeza del presidente.

Lee Harvey Oswald, fue arrestado en un teatro, transcurrida la primera hora del atentado.
El acusado alegó no haber matado a nadie, y ser tan sólo un perejil. Oswald, fue detenido, pero no llegó a ser juzgado, al ser asesinado por Jack Ruby.


El impacto de la noticia corrió como reguero de pólvora, y paralizó al mundo como el 11 de septiembre de 2001, con el atentado a las Torres Gemelas.
Es bueno recordar estos hechos, que no han tenido la suficiente aclaración. Porque detuvieron el avance de las sociedades que afectaron, hicieron retrotraer las libertades, cobraron vidas, inútilmente. Y sembraron dudas acerca de la confianza entre los integrantes de los gobiernos de las naciones, y dentro de todos los gobiernos.


Han pasado 50 años, y el impacto se mantiene. Hoy la música en su día (Santa Cecilia), suena mejor, pero entre la melodía aparece algún acorde tenebroso. Quizá sea un eco, acerca de como se detuvo abruptamente en 1963.
Hagamos un esfuerzo para cantar a coro, y que la melodía no se detenga. Nunca más.

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