En su homilía del martes 6 de enero, el Papa Francisco no descansó, y celebró misa a las 10 de la mañana en la Basílica del Vaticano.
Digamos que 2015 arrancó y a toda máquina para el Obispo de Roma, quien celebró de este modo la Epifanía del Señor, fiesta que evoca la manifestación de Dios hecho hombre.
En una basílica colmada de fieles, en medio de bajas temperaturas, el Papa Francisco fue cálido en su homilía, destacando que los Magos representan a los hombres y mujeres de toda la humanidad, que buscan a Dios en las religiones y filosofías del mundo entero, en una búsqueda eterna.
El Santo Padre explicó que los Magos encontraron muchas dificultades, y también tuvieron tentaciones. Cuestión que les sirvió para “reconocer que los criterios de Dios son distintos a los de los hombres, y que Dios nos habla en la humildad de su amor”.
Francisco nos interpela, preguntando a cada uno por su propia conversión, y nos exhorta para que el Señor nos conceda vivir el mismo camino de conversión que vivieron los Magos, y para que tengamos siempre la inquietud de preguntarnos ¿dónde está la estrella?
Levantemos nuestros ojos al cielo, e identifiquemos en el firmamento alguna luz firme, que se mantenga y nos ilumine. Quizá hallemos el mismo camino que guiara a tres personas, veinte siglos ha.
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