lunes, abril 19, 2010

Sin etiquetas

Impecable concierto dieron Silvia D'Agostino (voz), Ale Simonovich (guitarra), Fabián Nesprías (bajo eléctrico) y Matías Conti (percusión).

Podría decirte que la propuesta de este conjunto que se presentó en El Árbol, el viernes pasado, fue algo veramente intimista (yo te avisé), un viaje.

El delicado repertorio incluyó obras de Lisandro Aristimuño (genial guitarrista viedmense), Carlos Negro Aguirre (infernal paranaense que nos visitará el 21 de mayo), Jorge Fandermole (rosarino que ya anduvo por la zona), Roxana Amed, Pedro Aznar, Javan, Chico Cesar, Francesca Ancarola y Adrián Abonizzio.

El punto destacable, fue la exquisita selección. Eso da una gran probabilidad de éxito. También incursionaron por temas clásicos como el gotan de Cátulo Castillo y Chupita Stamponi "El último café", y por la zamba de Félix Luna y Ariel Ramírez "Alfonsina y el mar". En el primero de los casos, D'Agostino lo interpretó en forma visceral, logrando exigidos y afinados registros agudos. Para Alfonsina, no fue una zamba, sino un aire de standard de jazz. Ingenioso arreglo.

Se percibe un fino laburo de adaptaciones y arreglos, se los atribuyo al eximio y humilde violero Simonovich. Este se luce en este conjunto, pero como suele hacerlo, no hace gala de virtuosismo, sino que sostiene el conjunto desde la guitarra.
Nesprías aporta con su bajo, y logra climas interesantes.
Mención aparte para el percusionista, quien hace uso de cajón peruano, pezuñas, palos de agua, bongó, etc. Un verdadero hallazgo, ya que sin la clásica batería, logra intervenciones precisas y variadas. Todo un artista en el manejo alternativo de mano y escobilla, haciendo sonar cajón y platillo al unísono, y un pandeiro con el pie.

El clímax fue cuando interpretaron "A primera vista", tema de Chico César, autor bien presentado y absolutamente congruente con el resto, y pese a la barrera idiomática, fue acompañado en los coros con el público. Mérito de una inteligente insinuación de la vocalista.


El desperdicio: que no hayamos sido mas que treinta personas. Y doy fe que hubo difusión, diarios, entrevista radial a Silvia y Fabián el mismo viernes, carteles, etc. Pero, ese es otro problema. Se lo pierden, aquellos que no van.
Carpe Diem, agradece además del espectáculo, la gentil y oportuna invitación.