El Santo Padre saludó llevando al cuello la misma cruz pectoral que llevaba estos días.
O sea, no eligió la cruz pectoral del Papa, habitual para grandes ceremonias.
Tampoco se puso la muceta roja que puede llevar un Sumo Pontífice, ni la estola.
La elección del nombre, Francisco, como el santo de Asís, resalta la espiritualidad y la pobreza que emanan del Evangelio.
Su nombre como Papa es Francisco, a secas. Si otro pontífice eligiese ese nombre después de él, entonces allí, pasaría a ser Francisco I.
Entre los gestos del nuevo Papa cabe destacar que ayer en la Capilla Sixtina recibió el homenaje y la obediencia de los cardenales, pero lo hizo de pie, como ellos, y no sentado en un sitial.
Volvió a a la Casa Santa Marta, en un colectivo, y no en el automóvil destinado habitualmente al Papa.
Anoche durante la cena con sus hermanos cardenales, bromeó junto a ellos y les dijo: "Que Dios los perdone por lo que han hecho", en alusión a su elección.
Así de simple se muestra Francisco, haciendo honor a su nombre.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario