Este miércoles, 19 de noviembre, tendrá lugar la apertura de la séptima edición, del Festival Internacional de Jazz de Buenos Aires. Evento que viene organizando de maravillas, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
A las 18 hs., el periodista Diego Fisherman entrevistará al legendario guitarrista norteamericano Pat Martino. Quien luego abrirá, musicalmente en La Usina del Arte, el festival junto a su Organ Trío, con Pat Bianchi en órgano Hammond y Carmen Intorre en percusión. Ambas citas, tendrán lugar en el porteño barrio de La Boca.
Músicos argentinos y de distintas partes del mundo se darán cita en puntos varios de la ciudad de Buenos Aires, hasta el lunes 24 de noviembre. Habrá cruces y amables zapadas, entre músicos, cuestión caraceterística de estos festivales.
Un punto esencial, será la presentación del quinteto de Nora Sarmoria, este viernes a las 18 hs., cuando presentará "Visiones sudamericanas de Thelonious Monk", obra encargada por el festival. Será un punto de confluencia entre el folklore, y el noble género del jazz. El primer folklorista que recibió el mote de Monkiano fue el Cuchi Leguizamón, luego de tocar en un homenaje al Mono Villegas. Y fue el primero de una zaga, que va en franco (y agradable) aumento, Monk mediante. Celebramos este tipo de encargos, poco usuales por cierto. Cuestión que ratifica los amplios frutos del Festival Internacional de Jazz que dirige Adrián Iaies.
Los escenarios serán: la Usina del Arte, el anfiteatro del Parque Centenario, el Café Vinilo, Thelonious Café, sumando este año al circuito el auditorio de la AMIA, donde tendrá lugar el ciclo de Jazz de Cámara. También Jazzología se mudará del Centro Cultural Gral.San Martín, al Parque Centenario para ser parte de esta fiesta, pero sólo por unos días.
Imperdible oportunidad para escuchar al genial guitarrista israelí Yotam Silberstein, quien dará una clínica de guitarra el domingo 23 a las 15 hs. en la Usina del Arte, y un rato mas tarde actuará en otra sala de la Usina. El lunes 24, Jorge Navarro y Manuel Fraga, nos deleitarán con un recital, ya no a uno, sino a dos pianos, para demostrar que el buen swing, amén de rítmico, es contagioso. Como este festival.
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