jueves, marzo 23, 2006

El oficio de la escritura durante la nefasta dictadura:
"Hic meus locus pugnare est et hinc non me removebunt"
Una pequeña semblanza de Haroldo Pedro y Rodolfo.

Ambos fueron grandes escritores, tuvieron una actuación memorable durante la década del 70' y fueron chupados/asesinados por la dictadura.

Ellos son una muestra cabal sobre como operaban "estratégicamente" los cerebros que [des]gobernaron el país desde el 76 hasta el 83, aunque el descontrol había comenzado tiempo antes.
Haroldo Pedro Conti nació el 25 de Mayo de 1925 en Chacabuco, provincia de Buenos Aires. Tuvo múltiples oficios: desde aviador civil, hasta seminarista. Esto no fué en vano, ya que desde 1967, hasta 1979 fué profesor de latín en el Liceo Nº 5 sito en Callao y Corrientes de la Ciudad Autónoma.
Desde el seminario, leía las historias de los misioneros, y se veía viviendo en algún paraje lejano, ayudando al prójimo. Haroldo tenía claridad al respecto, y entendía al prójimo como el mas próximo. Esto sentó las bases del acentuado humanismo que pulula en sus obras. Entre los personajes de sus libros, hay seres reales de carne y hueso. Algunos oriuundos de Chacabuco, otros del delta del Tigre, y personajes de La Paloma, Uruguay. Pueblo que conoció al naufragar el "Atlantic", un barco que iba en una regata hacia Río de Janeiro. Algunos palomenses aparecen en Mascaró, el cazador americano.

Digamos que su vida transcurrió entre el Tigre, Buenos Aires y Chacabuco. Haroldo adoraba irse a su casita en el Tigre, y se recluía allí para escribir. Antes de darle a las teclas de su máquina de escribir se cortaba prolijamente las uñas, para evitar comerselas y distraer el proceso creativo. En Buenos Aires, vivía encima del Viejo Almacén allí en Independencia y Balcarce, pero Haroldo pugnaba por salir rumbo a la naturaleza. Ya en el auto, rumbo a su Chacabuco Natal o con la proa hacia el Tigre, era profundamente feliz.
Con su relato "La causa" ganó un premio otorgado por la revista Life, en 1960, obra un tanto pretenciosa, enrolada en la tradición reformista, característica de los escritores liberales que sostenía una censura manifiesta contra la lenta vida pueblerina y la política criolla conservadora.
Mas tarde vendrían Sudeste, Alrededor de la Jaula [llevada al cine por Renán en Crecer de Golpe] y Mascaró. Conti integró el equipo de rdacción de Crisis, junto a Vogelius, Juan Gelman y el mítico Aníbal Ford. Este último recuerda, que en una nota le publicaron una foto de sus tiempos de seminarista, cosa que no era muy sabida, pero en realidad no era muy descabellada dadas sus convicciones y declaraciones:
"Yo soy escritor nada más que cuando escribo. El resto del tiempo me pierdo entre la gente. Pero el mundo está tan lleno de vida, de cosas y sucesos, que tarde o temprano vuelvo con un libro. Entre la literatura y la vida, elijo la vida. Con la vida rescato la literatura; pero aunque no fuera así, la elegiría de todas maneras".

En uno de los famosos encuentros de escritores con Videla, donde concurrieron Sábato, Borges y el Padre Castellani, el único que preguntó por Conti [quien ya había sido secuestrado], fué Castellani. Este tuvo acceso al centro de detención y torturas y lo encontró irreconocible.

Rescato este gesto, ya que el cura tenía sus tendencias en las antípodas políticas de Haroldo, quien apoyaba la Revolución Cubana, al sindicalista Agustín Tosco y al PRT [Partido Revolucionario de los Trabajadores].

El copete de este artículo [escrito en latín], significa
"Este es mi lugar de combate y de aquí no me moverán", y fué colocado por Haroldo en su escritorio, poco tiempo antes que lo secuestraran.

El cinismo de la dictadura, hizo que aún desaparecido le siguieran computando sus ausencias [obvias] a sus clases de latín, para darlo de baja en 1979.
Esta cuestión de denigrar al ausente, fué una de las tantas formas cínicas de operar desde diversos ámbitos, y pensaban que así se librarían de estos "personajes molestos". Afortunadamente el rescate de la historia, nos dan la oportunidad de reflexionar y tratar de evitar interruputus democráticos o peligrosas lagunas históricas.

De Rodolfo Walsh, poco puede uno agregar. Simplemente que su vocación por el oficio de narrar se hizo evidente ya desde su época de colegial. Allí internado en un colegio de curas en Capilla del Señor, una vez que estaba en la enfermería, se puso a leer un libro con la dramatización del caso, para el resto de los enfermos. Este episodio tuvo gran repercusión dentro del colegio, y dió la pauta del futuro de Rodolfo.
Walsh vivia en La Plata y una de sus pasiones era el ajedrez. Hasta que se topó con la masacre de los fusilamientos de José León Suarez, por el levantamiento del Gral. Valle contra Aramburu. Enterarse de la existencia de un sobreviviente y sus posteriores indagaciones, hicieron que se inclinara por el género policial, pero desde un compromiso que trascendía lo que hoy vemos en las amarillas y sangrientas páginas policiales de los diarios en general.
Fruto de esto surgieron "Operación Masacre", "¿Quien mató a Rosendo?" y "El caso Satanovsky". Rodolfo estaba metido en la parte de prensa de la CGT y Horacio Verbitsky recuerda su proverbial discreción para con los entrevistados y con el resto, su forma de pasar inadvertido. Luego dentro de Montoneros, fue uno de los encargados de mantener encuentros semanales con Jorge Born durante su cautiverio. Este esperaba ese momento, a sabiendas que su interlocutor [Profesor Neurus, tal su nombre de guerra], era una mente brillante. Fruto de estos encuentros, algunas tácticas de Montoneros, tuvieron buena acogida en el secuestrado empresario, y delinearon así no solo el rescate millonario, sino otras tácticas tales como reparto de alimentos en villas miserias y otras.
Walsh se recluye en una quinta de San Vicente para pasar sus últimos días, bajo la identidad falsa de un profesor de inglés. Las condiciones eran precarias, no tenían agua ni luz. Esto no achicaba a Rodolfo. Un año después de cumplido el primer año del golpe, sale a enviar su Carta Abierta a la Junta Militar, y la firma con su nombre y DNI. Fué su último acto, ya que luego de depositarlas en diversos buzones, fue masacrado en Pichincha y San Juan.

La inauguración de una biblioteca que lleva su nombre en la sede Trelew de ATE muestra que su obra sigue viva ...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Carols Quique, muchas gracias por este aporte, sensible y sincero, despué de haber leído tanto el fin de semana, otra vez me vuelve a estremecer.
Un abrazo,
Cecilia