Grandes poetas se llamaron Oscar.
Dos de ellos crecieron en Brasil,
e hicieron poesía, aún sin escribirla.
Uno se apellido Alemán,
y creció en las calles de Santos.
El otro Niemeyer,
y vivió en Rio de Janeiro.
Música y swing nos trajo el primero.
Armonía y un mundo mas habitable,
nos procuró el segundo.
Es bueno evocarlos,
mantenerlos vivos,
recordar sus enseñanzas,
Y repensar cual será la distancia
mas corta entre dos puntos
una recta, u otra forma geométrica?
No están Albert, ni Oscar,
y ahora, quien podrá salvarnos?
(Quizá el buen Pepe?)
En todo caso, y siempre
La vida es un soplo,
como la
sembradora de Larousse,
o como la monumental obra del buen Niemeyer.
Soplar no es fácil,
ni para sembrar,
menos para hacer botellas,
y ni que hablar para proyectar.
Soplemos fuerte desde el alma,
con deseos de buenos sueños
para hacerlos realidad.
De allí, la belleza del hálito cotidiano.
Fuuuuhhh
No hay comentarios.:
Publicar un comentario