martes, octubre 08, 2019

Nobeles y aplicados laburantes

Audio ad hoc
Siguiendo la tradición instituida por la Real Academia de Ciencias Sueca, el primer lunes de octubre se anuncia el premio Nobel de Medicina, siguiendo en días sucesivos, el anuncio de los premios en otras disciplinas. Es una semana donde la ciencia alcanza fugazmente la tapa de los diarios.
Desde este humide radioposteo, queremos homenajear al biólogo y premio Nobel de Medicina de 1984, Don César Milstein, nacido el sábado 8 de octubre de 1927 en Bahía Blanca.
​ "César siempre fue travieso, algo rebelde y muy inteligente. No era demasiado estudioso, pero le iba bien en el colegio", decía Lázaro Milstein acerca de César, su segundo hijo. A los 13 años, se sintió muy influenciado a partir de la lectura del libro Los Cazadores de Microbios de Paul de Kruif, donde se recopilaban biografías de biólogos.



Se graduó de Licenciado en Ciencias Químicas en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, a los 25 años de edad. Luego se doctoró y viajó a la Universidad de Cambridge en Inglaterra, donde consiguió su segundo doctorado en 1960, trabajando bajo la dirección del bioquímico molecular Frederick Sanger.

Trabajó en el estudio de las inmunoglobulinas, adelantando el entendimiento acerca del proceso por el cual la sangre produce anticuerpos, desarrollando una técnica para crear anticuerpos con idéntica estructura química, que denominó anticuerpos monoclonales.
Por su trabajo en el desarrollo de anticuerpos monoclonales obtuvo el Premio Nobel de Medicina en 1984.


Milstein no registró ninguna patente por su descubrimiento, pues pensaba que era propiedad intelectual de la humanidad y como tal lo legó. A fines de 1999, dio una de sus últimas charlas en la gran Facultad de Ciencias Exactas a la que tituló "La curiosidad como fuente de riqueza". Desde nuestra columna el eterno reconocimiento por su laburo y sencillez, que se reflejan en el documental El Fueguito, disponible en la web.



1 comentario:

Anónimo dijo...

MUY INTERESANTE HISTORIA.