martes, septiembre 26, 2006

Biológa de Día, escritora de noche


Nuestra bitácora despide con una lágrima una gran escritora: Paola Kaufmann.
En ciertas ocasiones, huelgan las palabras. Esta es una de ellas.

Trataremos de honrarla, siguiendo su sabroso ejemplo, alguien que "pese a su formación científica", se dió el lujo, y nos dió el gusto de leer una hermosa y vasta producción.
Reconocida a través de diversos premios.
Quizá el mas significativo, el Premio Casa de las Américas.
Pero también increíble en su forma de conjugar ciencia y escritura.

El año pasado con motivo de mi estadia porteña, me acerqué a Diego Golombek [en una de las charlas de la Sociedad Científica], y le pregunté por un curioso curso de Ciencia y Literatura [del Rojas].
Tenía interés en hacerlo, pero para variar [en mis extraños gustos], el escaso nro.de interesados no alcanzó para abrir el curso.
Esa habría sido la oportunidad de conocer a Paula entre sus dos pasiones.

Sin embargo tenemos su obra, que no es poca.
Recurro entonces a Patricio Barton: "A leer, que se acaba el mundo".

Hasta siempre escritora, Quique F.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Solamente con pérdidas de personas como estas nos damos cuenta de la importancia de este tipo de gente!
Es una pena que no todas las personas hayan disfrutado de sus obras, hasta el día de hoy. El día menos indicado para calificarla, para darle difusión.
En cuanto al comentario de Patricio Barton "A leer, que se acaba el mundo" puede que hable sobre dos posibilidades. En principio la informática ocupa mayor tiempo en nuestras vidas, y tal vez habla sobre que lo poco que nos queda de libros, de cosas reales, se aprovechen. Y luego, se acaba el mundo. También es muy interesante de que "pregunté por un curioso curso de Ciencia y Literatura [del Rojas].
Tenía interés en hacerlo, pero para variar [en mis extraños gustos], el escaso nro.de interesados no alcanzó para abrir el curso.
Esa habría sido la oportunidad de conocer a Paula entre sus dos pasiones."
En ese momento, entonces, uno se da cuenta que el escritor también se inspira en algunas cosas antes de escribir sus libros. Es en lo que buscan inspirarse, porque no siempre estan inspirados para escribir un texto.
Y, no se olviden...
A leer, que se acaba el mundo
Chucho

Lucía Remes dijo...

Efectivamente, es poco común el encuentro de ciencia y literatura, pero se dan casos. Hoy leo sobre la visita del Dr. Carl Djerassi, padre de la píldora anticonceptiva, a México. Resulta que el señor, además de científico es escritor de lo que el llama "ciencia en ficción" (que no ciencia-ficción). Con este género dice propagar los conocimientos científicos "de contrabando", de modo que los lectores se enganchen con la historia y terminen aprendiendo. Habrá que echar ojo a "el dilema del cantor", "el gambito de Bourbaki" o "la semilla de Menachem" para saber si logra su cometido. Esperemos que el mundo no se nos acabe antes, ¿no?