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Resurgió de las cenizas, a la que lo habían condenado muchos de los medios periodísticos.
El inglés de 26 años, que saltara a la fama en el British Open de Royal Birkdale de 1998, retornó al triunfo después de cuatro años sin ganar. Ciertamente en el medio Justin perdió a su padre, quien fuera su mentor golfístico, e intentó suerte en el exigente circuito de la PGA de los EE.UU. Altibajos propios del golf y de la vida mesma.
Melbourne y el MasterCard Masters fueron quienes permitieron al joven Justin demostrarle al mundo que su excelso golf y su espíritu de lucha no han cesado. Destaco que durante la jornada final anotó un triple bogey, en el par 5 del 8.
Cualquier cristiano luego de semejante desastre hubiese quedado fuera de combate.
No así Rose, quien siguió batallando [pese al acoso del excelente amateur australiano Aaron Pike], y se llevó el triunfo.
¡Justicia para Justin y nuestra celebración desde Carpe Diem!
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