Va dedicado a mi media naranja, increíble ser que puede cambiar el horror en amor, la que me da las buenas artes que me ayudan a construir, a seguir creyendo en ella, en mi, en la vida, en el poder del universo.
En levantarme a la mañana, y ver en la bruma, no una interferencia, sino la presencia divina de la naturaleza, y celebrar cuando esta se disipa.
Por ella, y para ella.
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