lunes, julio 30, 2007

Un genio con mucho para dar

Punto de vista por Quique Martínez Luque, periodista y amigo de Andrés Pigu Super Romero.

Estamos ante la presencia de un genio; de un atleta que marcará un antes y un después en la historia del deporte tucumano.
Siendo pequeño, cuando "Pigu" ensayaba sus primeros golpes, seguramente sentía que estaba para grandes cosas.

Con el tiempo fue puliendo su técnica y sumando la experiencia suficiente para dar el gran salto.

"Ese perro tiene hambre", comentó el golfista español Severiano Ballesteros cuando lo vio hace unas semanas practicando durante el Abierto Británico. Ese apetito por el éxito es el que lo llevó al lugar en donde se encuentra en la actualidad.

Algo diferencia a "Pigu" del resto: es insolente con su golf y lo juega con desparpajo.
No demuestra temor ante situaciones en las que los demás dudan.

Dueño de una excelente técnica, domina todos los golpes y se destaca como pocos sobre el green.
Los mejores golfistas del mundo siguen su desempeño con incredulidad y asombro.
Lo mismo sucede con los periodistas, que están pendientes de lo que el tucumano hace, dentro y fuera de la cancha.
La "pigumanía" ya está instalada entre nosotros.

Soñaba con este título desde que era un chico

Europeantour. Punto de vista por Andrés Pigu Super Romero, desde Alemania.
Publicado en el diario La Gaceta

Todo lo que me había pasado el fin de semana anterior, en el Abierto Británico, fue muy fuerte.
Esos días en Carnoustie me permitieron adquirir una valiosa experiencia y aprendí muchas cosas.
Pese a que no gané el título, sabía que todo era posible. Llegó esta conquista, y pueden venir muchas más...

Es cierto que el tercer puesto del Abierto Británico cambió mi vida, pero esto también es muy difícil de asimilar.
Es un momento con el que soñé desde que era un chico y practicaba en Yerba Buena.
Es mi primer título en el Tour Europeo y me llena de emoción.

Quiero destacar lo importantes que son para mi Angel Cabrera y Eduardo Romero.
El hecho de que el "Pato" haya ganado el US Open nos abrió muchas puertas a todos los golfistas argentinos, y al mismo tiempo me permitió darme cuenta de que todo es posible, de que yo también podía lograr un gran éxito.
Espero alcanzar, algún día, el nivel de Angel y de Eduardo.

Todo me salió bien durante este fin de semana. La clave fueron mis golpes cortos, aunque después del doble bogey de ayer en el hoyo nueve jugué de manera un poco más conservadora. De todos modos, nunca dudé que sería el campeón.
Siento que debo seguir jugando. Por lo general, después de una gira de seis semanas vuelvo a Tucumán, porque extraño mucho a mi familia. Pero esta vez decidí viajar directamente a Estados Unidos, porque allí me espera el PGA Championship.
¿La verdad? Con todas estas cosas que me están pasando, me siento capaz de cualquier cosa.

viernes, julio 27, 2007

A little help from my friends


Thanks a lot to Judy Parffit, who gave us a very interesting tip regard to our previous question.

Good luck for all of you!

TV

A ver como andamos de la memoria televisiva:
Nombre de la actriz [fácil]
Serie [idem]
Nombre del episodio [..]
Temporada
Et autres ..

Enjoy TV time!

miércoles, julio 25, 2007

Barry Burn, un duende travieso





Como gran parte del público lector, bien sabéis, o al menos imagináis que el golf produce efectos hipnóticos en mi persona.
No es algo muy oculto, pero este British Open, amén de ser tan o mas emocionante que aquel de 1999, donde naciera una empatía fenomenal entre Jean Van de Velde y mi persona, pude corroborar algunas cuestiones.
Primero, mucha gente [mas del 98% de la comunidad golfera], sepultó al francés por su actuación en el hoyo final [el video que propone Clarín es harto elocuente y omnivigente], pero ocho años después, y entre jugadores de la talla del irlandés Padraig Harrington, el Niño Sergio García, o nuestro Pigu Romero, el Barry Burn mostró sus fauces otra vez.
Mi conclusión coincide con la de Jean Notre Ami: "No es tan difícil hacer siete en este hoyo".
Luego de su actuación, mucha gente se burlaba de Jean, pero luego de ver los scores obtenidos en los hoyos finales, por los que finalizaron en los primeros tres lugares del British Open 2007, corresponde repreguntarse qué opinión merecen los hoyos 17 y 18 de Carnoustie. Veamos la opinión de algunos experimentados golfistas:
Silvia Bertolaccini, la ex jugadora, calificó así la definición por ESPN: "El golf es así de impredecible". Estimada Silvia. Roberto De Vicenzo afirma: "Existen fantasmas en las canchas y en las mentes de los jugadores". De acuerdo con su opinión, los de Carnoustie, en especial los de los hoyos 17 y 18, son los más malignos existentes en el golf del planeta tierra.

Y pensar que [casi] todos se mofaban de Van de Velde, una vez mas coincido con él, celebro su filosofía, y comprendo una vez mas, por-qué diablos el francés me cayó tan bien, y pasó a ser simplemente "Jean Notre Ami".




Allez Jean!!

martes, julio 24, 2007

136º edición del British Open




[Carnoustie, especial] Esta no fué una edición mas del torneo mas antiguo y mas importante del golf. Se trata del único de los majors que se disputa fuera de los Estados Unidos, y para sumarle emoción, las canchas que forman parte de la rotación del British Open [mas conocido como The Open en el mundo golfístico], son varias:
Carnoustie
St Andrews
Royal Troon
Muirfield
Prestwick
Musselburgh
Turnberry
Royal Portrush
Royal Lytham
Royal Birkdale
Hoylake
Sandwich
Deal
En esta ocasión el Open regresó a Carnoustie, luego de ocho años de estar fuera del circuito.
La exigencia con que había sido preparado el campo en 1999, hizo que mas que un festejo, el evento fuese un suplicio en aquel entonces.
Seguramente por eso, las autoridades del club presentaron un campo exigente, pero no injugable. Y el golf argentino tuvo [este año], el orgullo de contar con dos representantes de lujo: el cordobés Angel Pato Cabrera, y el tucumano Andrés Pigu Romero.
El Pato, jugador consumado y archiconsagrado, luego de atropellar en el US Open de Junio último. El Pigu, obtuvo la clasificación, merced a su inteligente octavo puesto en la edición 135º del British Open, que le diera el pasaporte automático para este año.
Nuestros compatriotas tuvieron un notable desempeño, excelentes primeras rondas, pasaron el corte clasificatorio y el día sábado que es cuando comienza la otra parte del torneo el diminuto Pigu, nuevamente dió muestras de su grandeza, del temple, de las agallas, del fuego que lleva en su interior para ganar.
El año pasado, cuando Severiano Ballesteros vió jugar al tucumano, reparó en él, y vaticinó que Pigu saciaría su sed de victoria.
Este domingo, el Pigu Romero, que arrancó en la décima posición a siete golpes del puntero, el español Sergio García, nos dió otra jornada inolvidable para el golf.
La cosa es que merced a una performance única, Romero hizo diez birdies, tomando el liderazgo por dos golpes en la vuelta final. Pero un tropezón en el hoyo 17, le restó posibilidades al genial tucumano.
Pocas veces vivimos un torneo con tanta emoción, aunque los que llevamos algunas décadas en el golf, recordamos este Carnoustie con cierto favoritismo para los argentinos: José Jurado fué segundo en 1931, Antonio Cerdá segundo en 1953, el Pato Cabrera quedó a un golpe en 1999, y el Pigu repitió la hazaña en 2007.
El torneo se definió en un desempate a cuatro hoyos entre el irlandés Padraig Harrington y el español Sergio Garcia, donde se impusiera el primero, pero el público ovacionó la figura del Pigu, quien obtuvo el pasaporte para el PGA Championship, último major de la temporada, y para varios majors de 2008.
Por eso desde aquí resaltamos, destacamos y felicitamos al Pigu por el gran paso que dió para el golf latinoamericano.
Y recordamos que también se puede ganar, aún sin salir primero: ¡Bravo Pigu!

lunes, julio 23, 2007

Siento que ya pertenezco a este mundo

La frase corresponde al genial golfista tucumano Andrés Pigu Romero.
"Super Romero" de aquí en más, luego de finalizar a un golpe del ganador del British Open 2007, disputado en los inolvidables links de Carnoustie.
A continuación una nota de su autoría, que refleja como nadie, las emociones experimentadas por el "Super golfista":


Fue una semana increíble, la mejor de mi carrera, por la importancia del torneo y por el resultado que obtuve. Tengo sensaciones raras; por un lado siento un poco de amargura por cómo se me escapó el título, pero por otro me pone contento el nivel de juego que alcancé.
Nunca olvidaré los últimos hoyos. En el 17 no definía con qué palo tirar. Al final agarré el hierro 2 y tuve mala suerte, porque la pelota pegó en la pared del arroyo y se fue afuera. En el 18 quería hacer birdie, pero estaba jugando en Carnoustie, una cancha que no te permite ningún error. Quizás, si hubiera pensado un poco más la habría dejado en el medio del green y sacaba el par, pero exigí el tiro y quedé afuera del play-off por un golpe.
En ningún momento sentí la presión. Me tocó jugar con Jim Furyk, que fue número dos del mundo y estuve muy cómodo. Lo más importante es que siento que ya pertenezco a este mundo; por eso no tengo ninguna frustración.

viernes, julio 20, 2007

Desde el foso / El Negro Fontanarrosa, ¿primer santo argentino?


Por Daniel Samper Pizano

El 24 de enero pasado cantaba en Buenos Aires Joan Manuel Serrat.

Minutos antes de que se iniciara el concierto del cantautor español, algunos de los espectadores vieron que entraba a la sala, por una puerta lateral, un tipo de barba y aspecto risueño en su silla de ruedas. Lo reconocieron de inmediato y empezaron a aplaudirlo.
Pocos segundos después, todo el público que atiborraba el gigantesco Teatro Rex se había puesto de pie y ovacionaba al hombre de la silla de ruedas. Era Roberto Fontanarrosa, el Negro, que recibía una nueva prueba del cariño que le tienen los argentinos.

La ovación se prolongó durante tres o cuatro minutos. El Negro, impedido de todo movimiento del cuello para abajo, no pudo responder más que con sonrisas y agradecimientos entrecortados.
Si algún efecto positivo ha tenido la enfermedad que lentamente paraliza los músculos de Fontanarrosa es el de haber convertido en un cariño desbordado la admiración general por este humorista de 62 años.

Hace cinco, seis años, cuando aún podía caminar por las calles y sentarse en los cafés a conversar de fútbol y seguir con los ojos a las chicas transeúntes, andar con él por Buenos Aires o Rosario, su tierra natal, era como hacerlo con el Pato Donald. Cada diez metros alguien lo detenía para saludarlo o pedirle un autógrafo. Otro le gritaba desde la acera opuesta "¡Sos grande!" o "¡Vamos Central todavía!", en alusión al equipo de fútbol de sus entretelas.
Desde que está impedido es mucho peor. A la gente no le basta con saludar a Fontanarrosa, sino que besarlo se ha convertido en deporte nacional. Digo mal: internacional, porque pude comprobar que en Guadalajara (México) y Cartagena y Barranquilla (Colombia), adonde lo acompañé a participar en charlas sobre el fútbol y el humor, los circunstantes sentían la tentación de acercarse, tomarse fotos con él y dejarle un beso o una caricia como recuerdo. Vale para todos: hombres, mujeres y niños.

- Negro -le comenté una noche en el vestíbulo del hotel de Barranquilla, luego de que un desfile de parroquianos se acercó a saludarlo y a depositar el consabido ósculo en la mejilla o en la calva-: me perdonará que no lo bese, pero mi admiración por usted es puramente espiritual.

- No se preocupe, Samper -replicó-. Sé que usted es un varón tímido, pero también sé que acabará besándome.

Desde que nos conocimos, hace ya más de treinta años, nos tratamos con el curioso "usted" familiar que caracteriza a Bogotá.
Alguna vez, cierto forastero extrañado me preguntó el porqué de semejante tratamiento, e intenté explicarle que en ciertos lugares de Colombia uno no se tutea con los hermanos, con el cónyuge ni con los amigos que quiere. No entendió.

Más tarde, el Negro se fingió desilusionado.

- Pensé que usted me trataba de usted por respeto, Samper, no por afecto; que éramos como Borges y Bioy Casares...

Dentro de esa falsa solemnidad zumbona se ha desarrollado una relación cuyo más firme terreno son la risa, el fútbol, los autores predilectos, las anécdotas y las ocurrencias repentinas. Que en el Negro no son escasas.

Aunque él afirma que su condición de humorista no lo convierte en animador de saraos, y agrega que suele ser un invitado aburrido, eso no es verdad. A diferencia de otros cuya timidez les moja la chispa, Fontanarrosa es muy divertido en plan de cuates.

Era difícil que fuera de otro modo, porque el Negro ha demostrado un extraordinario talento para hacer reír, tanto si se injerta de dibujante como de escritor o conferencista.

En su oficio de dibujante lleva tres decenios publicando caricaturas de lunes a viernes en el prestigioso diario Clarín, y es padre de dos protagonistas legendarios de historieta: el mortífero Boogie el Aceitoso y el gaucho Inodoro Pereyra.

Además de Argentina, Boogie se ha publicado en México, Colombia y otros países de habla española. Dejó de dibujarlo hace años, pero muchos hinchas aún le piden que trace los rasgos del sicario pecoso cuando firma un libro.

De Boogie se publicaron doce tomos y de Inodoro han salido treinta y dos. Otra docena más recoge sus diversos chistes gráficos y las aventuras de un personaje llamado Sperman, el superespermatozoide, cuya infatigable capacidad de reproducirse se marchitó pronto.

Vestido de narrador, Fontanarrosa ha escrito tres novelas y doce libros de cuentos. Uno de ellos, "19 de diciembre de 1971" fue elegido por la revista colombiana SoHo como "el mejor cuento de fútbol de todos los tiempos".

Yo podría haber votado por él, o por muchos otros, porque considero que el Negro es, simplemente, uno de los mejores cuentistas de América Latina. Para probarlo, me remito a "El sordo", una maravilla de historia que circula sucesivamente por la camaradería, el engaño, la cobardía, el orgullo y la ingenuidad, en una trama curva que no cesa de subir, como un tirabuzón. Este cuento se lo juego a cualquiera de los autores del boom.

Faceta menos conocida de Roberto Alfredo es la de conferencista bufo. Digo menos conocida, pero no menos celebrada. Quienes la hemos presenciado gozamos tanto con ella como con su obra gráfica o sus historias.

Sentado ante un auditorio, el Negro expone ideas, elabora teorías loquísimas, relata experiencias o zahiere a sus compañeros de mesa con la entusiasta tolerancia de estos. En el proceso, se convierte en inalterable actor que conserva una actitud casi profesoral durante su exposición, mientras el auditorio revienta a las carcajadas.

Yo lo padecí en Quito en el 2003, cuando acudimos ambos a una mesa redonda moderada por Francisco El Pájaro Febres Cordero, durante la cual hizo reír a costillas mías al público que, para oírlo, había ocupado hasta las escaleras y los retretes del local. Lo peor es que quien más se divirtió con sus tiros fui yo, que era la víctima.

Tres años más tarde, en Cartagena, los escritores que participaban en el Festival Hay le concedieron el premio que se otorga a un compañero: desde una silla, ya casi inmóvil, había mantenido en vilo los presentes en el Teatro Heredia durante una hora explicando con humor lo que era el humor. Cuando terminó, lo aplaudieron de pie y cerraron una larga cola para que les firmara sus libros. Y lo besaron.

Era la época en que el Negro aún podía escribir su autógrafo. Exactamente un año después, el 14 de enero del 2007, anunció a sus lectores que se veía obligado a despedirse del dibujo.

"Finalmente, la mano derecha claudicó -explicó en una carta que publicó la revista Viva-. Ya no responde, como antaño, a lo que dicta la mente. Por lo tanto, e independientemente de que yo siga intentando reanimarla, me veo en la necesidad de recurrir a algunos de los muchos excelentes dibujantes y amigos que tengo para que pongan en imágenes mis textos".

La esclerosis lateral amiotrófica que padece desde hace algo más de cuatro años había alcanzado el punto en que le impedía seguir cumpliendo el oficio de toda su vida. Desde ese día, él describe el chiste cotidiano a su amigo y tocayo, el Negro Crist, y el Negro Crist plasma en rasgos y líneas la idea de Fontanarrosa.

En cuanto a Inodoro, dicta a otro dibujante los globitos e imparte instrucciones sobre las escenas. De esta manera, Fontanarrosa sigue presente en las historietas de Clarín.

Por esas cosas que pasan, uno de los últimos dibujos que pudo terminar antes de que la mano derecha claudicara es el que más podría complacer a su férrea vocación de fanático futbolero.

Cuando los directivos del Rosario Central resolvieron adoptar un nuevo escudo para el club, acudieron a la pluma más ilustre del mundo "canalla", que es como los rivales llamaban a los de Central, y como ellos acabaron motejándose a sí mismos.

Fontanarrosa diseñó un icono digno del siglo 21: nada de torreones medievales, adargas nobles ni lanzas guerreras: lo que vemos es la caricatura de un aficionado en trance de celebrar un gol y un letrero que anuncia, con ortografia fonética, "SOY CANAYA". Fue, quizás, el último dibujo que pudo hacer antes de que se le paralizara definitivamente la mano derecha.

Como muchas ciudades del mundo, Rosario está celosamente dividida entre hinchas del Central y del Newell's Old Boys (el "Ñuls"). La mejor prueba de que Fontanarrosa se halla por encima de los partidos, es que hasta los odiados hinchas del Ñuls, los "leprososo", lo felicitan y saludan, y el Negro se deja querer de ellos y de todos, a veces con risueña resignación.

Hace algo más de un año el Festival Hay le concedió su premio, como relaté atrás, y hace seis meses la Feria del Libro de Guadalajara lo bendijo con el Caterina, reservado a los grandes caricaturistas. Desde que los argentinos descubrieron que era un ídolo internacional, no han parado de rendirle homenajes.

Al regesar del Hay cartagenero a su Rosario natal lo esperaba una multitud, con carro de bomberos a la cabeza de la muchedumbre, mariachi a la cabeza del carro de bomberos y la mamá del Negro a la cabeza de los mariachis. La Alcaldía lo condecoró entonces con su más reluciente medallón.

Después el Senado le confirió la Mención de Honor Domingo Faustino Sarmiento y, al carecer de grados en fútbol o en humor, la Universidad de Córdoba (Argentina) le impuso el honoris causa en ciencias químicas. Lo anterior parece un chiste, pero es más cierto que obtener agua amasando un átomo de oxígeno y dos de hidrógeno.

Si el Negro se descuida, acabará siendo el sucesor de Evita Perón y será llevado a los altares en vez de la Difunta Correa, una mujer que amamantó a su hijo después de muerta, o Ceferino Namuncurá, un mestizo con vocación celestial que resultó condiscípulo de Gardel. Pero Ceferino no ha llegado ni a beato, y el halo de la Difunta es obsequio del pueblo, no del Vaticano.

Fracasados ambos intentos, Argentina, bicampeón mundial de fútbol, sigue sin colar una sola figura en el santoral. De proseguir su carismática carrera entre las fieles hordas, Fontanarrosa corre el peligro de convertirse en émulo de los pastorcitos de Fátima.

- Todos esos premios, esos homenajes populares, esas condecoraciones, esos viajes, esos aplausos -le pregunto un día en Cartagena, mientras tomamos jugo de níspero debajo de un ceibo-, ¿son acaso la gloria?

- Déjeme contarle una anécdota, Samper -me contesta-. A mediados de enero se inauguró en Victoria, pueblo situado a una hora de Rosario, un restaurante de tenedor libre.

Allí va el cliente, paga una suma y come los indescriptibles frutos del asado argentino: churrasco, chorizo, asado de tira, matahambre, colita de cuadril, pollo a la brasa, vacío, bife de chorizo, provolone al orégano... El lugar fue bautizado Parrilla Fontanarrosa, y está adornado con enormes dibujos de Boogie, Inodoro Pereyra, su mujer, Eulogia, el perro Mendieta... Cuando acudo con mis amigos no me cobran nada, y además pido repetición cuantas veces me da la gana. Eso, Samper, es la gloria. Lo demás son efímeras vanidades.

El Negro tiene razón. Acabaré besándolo

martes, julio 10, 2007

Caro Vittorio

A continuación comparto un artículo donde nuestro amigo Alberto Barlocci, habla de Vittorio.
Ese mito viviente que suena por todos lados donde haya focolares.
Cuando vino Beni a Trelew, dijo que el mensaje de Vittorio era que "nos quería mucho".
Como yo no tenía el placer de conocer a Vittorio, mucho no capté.

Pero ayer [9 de Julio] escuché una charla [grabada] de Vittorio, donde hablaba de la familia.
Eso me impactó, y ahora esta carta de Alberto, corrobora como la Tierra está llena de gente de bien. Que no siempre son noticia, por eso las rescatamos, y las promovemos.

La vida de Vittorio Sabbione es para deleite.
Resulta que este focolarino, se casó joven y enviudó al año.
Era un prestigioso abogado de Turín, conocido y destinado a ser figura política.
Durante la guerra salva la vida de milagro, logrando convencer a los carceleros nazis que los habían apresado junto a unos cuantos partisanos. Como el ejército de Furher se estaba retirando los estaban por fusilar. La labia de Vittorio convenció a los militares que no ganaban nada matando a ese grupo, ya que se iban.
Luego de la guerra la experiencia de la reconstrucción moral y material.
Su trayectoria prometedora, el matrimonio por amor a una joven con sus mismo valores cristianos y la precoz viudez.
A comienzo de los '50 arriba a Turín una de las primeras focolarinas que literalmente lo fulmina.
Es como el joven rico del Evangelio, solo que Vittorio, se amplia cultura, capta inmediatamente el mensaje que hay atrás y su novedad y lo proyecta en la visión social. Pero capaz de grandes gestos, intuye que lo suyo está en seguir a esas jovencitas que en realidad ni tenían la visión de la que era capaz él.
Se enamora ya no más de una persona sino de un Carisma. Y tan grandote como siempre fue, se hizo pequeñito al lado de esta gente que enseguida lo amó y respetó mucho.
Estuvo al lado de Chiara en momentos duros, cuando la Iglesia parecía inclinarse por disolver el naciente movimiento. Allí su capacidad como jurista fue clave, porque acompañó ese proceso y soportó las dudas que nos planteaba el código de derecho canónico de ese entonces. Chiara lo aprecia aún hoy también por eso.
Luego llegó el momento de embarcarse para la aventura argentina. Ni media palabra de castellano, sin plata, con algunas pocas direcciones. Era todo lo que tenía este hombre.
Cruzó el charco y se instaló en Buenos Aires.
Oyó que alguien nos conocía en el norte y sin más se fue allí. Y allí se hicieron las primeras mariápolis, en Sta. María de Catamarca. Con los pobres, sin otros medios que: contar lo que había encontrado. Y la gente entendía su cocoliche medio cómico.

Fue el impulsor de la editorial, "vió" sin que hubiera nada que en O'Higgins podría surgir una ciudadela.
Fue un padre para muchos que hoy sienten que él es su padre espiritual. Y comprendió la necesidad de la dimensión social en estos pagos. Hizo que muchos aprendieran a pensar con Jesús en medio, a razonar, a sacar de la Sabiduría de Dios, los conceptos con los cuales armar propuestas e ideas.
Tantas obras sociales e iniciativas se deben a gente que aprendió de él que el Evangelio entra en todos los intersticios de la vida, si no es mentira y olor a chirios.
Ahora anda ahí, viejito, con la memoria hecha un colador, el cuerpo doliente de tantos años y de tantos maltratos, pero la mente metida constantemente en el amor. Hasta desvaría, se cree en otro lugar, casi siempre es otra mariápolis, otro focolar, es decir siempre otros lugares relacionados con su alma. No es que se imagina en un cine o en un bar.
Es increible, porque son situaciones en las cuales el incoscientes de la persona puede dejar salir hasta barbaridades, cosas que uno guarda adentro y que con los frenos morales controla.
Pero él no, abierto el sótano del inconsciente sólo sale amor, la sonrisa, el sí, Dios, María, Chiara, los demás de su focolar, ni una palabra fuera de lugar, mínimamente mala o solo negativa.
Es como si el Eterno Padre hubiera transformado en un niño su alma, la blanqueara y en ella no hubiera más lugar para lo que no es amor. Hacia afuera, es un viejito de 86 años, deshecho, sin memoria, perdido y que no controla más su mismo cuerpo. Hacia adentro, es presencia del amor de Dios, el del mismo Tata, el suyo, y el de muchos que lo quieren y están no más con él, sino en él. Creo que cuando el Eterno Padre querrá recoger esta flor rara, lo hará con tijeras de oro. Este es Vittorio.

Cartas de Navegación

Las representaciones que suelen utilizarse para describir determinado fenómeno, pueden promover el acceso a la información, o por el contrario denostarlo.
No soy muy afecto a los mapas mentales, pero si a la enciclopedia libre Wikipedia, donde suelo encontrar información valiosa, o hipervínculos únicos. He aquí una herramienta que literalmente volome la cabeza: WikiMindMap .

Probadlo con el hipervínculo propuesto para tener una aproximación a la potencia de estos mapas mentales.
Da un pantallazo certero sobre la info disponible, y hasta podemos decir que ahorra el paso previo de la búsqueda del término.
En infinidad de ocasiones, las búsquedas no son muy refinadas, y con esta herramienta uno puede llegar a indagar sobre aspectos [aparentemente] marginales, que pueden ser la punta del ovillo.

Una manera distinta y eficaz de circular por el mar de datos, para arribar a buen puerto.

martes, julio 03, 2007

La SAL de la radio


  •  Este martes se celebra el Día del Locutor.
    La fecha conmemora la creación de la Sociedad Argentina de Locutores (SAL) en 1943.
    Se transmitirá por Radio Eter 10 horas ininterrumpidas en un programa especial denominado 10 años, 10 voces, 10 horas .
    Nuestro recuerdo y reconocimiento a los fundadores, y a Juan Carlos Thorry y Roberto Galán, presidente y secretario de la SAL.
  • De 10 a 20, a través de Internet ( www.radioeter.com.ar ) , se podrá acceder a un programa íntegramente producido por alumnos de ETER (la Escuela Terciaria de Estudios Radiofónicos, que orienta Eduardo Aliverti), en el que cada hora estará conducida por un locutor de reconocida trayectoria, un docente de la escuela, un ex alumno y un alumno de tercer año de la carrera de locución, quienes compartirán en el aire las experiencias de esta profesión.
  • El archivo sonoro de ETER aportará además publicidades históricas y furcios de los involucrados. Participarán locutores consagrados como Fernando Bravo, Antonio Carrizo, Florencia Ibáñez, Nora Perlé, Alicia Cuniberti, Gabriel Galar, Betty Elizalde, Ricardo Martínez Puente, Quique Pesoa (desde Córdoba) y, por supuesto, Eduardo Aliverti.
  • Entre los docentes tomarán parte de esta transmisión especial Eduardo Colombo, Juan Carlos Del Missier, Diego Corbalán, Marcelo Pérez Cotten, Eduardo Battaglia y Horacio Embón. Y entre los egresados de la carrera de locución que harán su aporte figuran los actores Carlos Santamaría y Vando Villamil, así como muchas de las voces nuevas consagradas por la publicidad y la animación en radio y TV.
  • Cada media hora habrá informativos redactados y leídos por alumnos de la escuela, que celebra durante este año su décimo aniversario.
  • La transmisión contará con un trabajo artístico producido especialmente, para el cual se convocó a 18 egresados de distintas promociones con el fin de que puedan aportar sus voces. Los internautas podrán contactarse por medio del correo electrónico y chat durante toda la transmisión. La producción general estará a cargo de la prestigiosa Liliana Manna, también docente de locución de la escuela.

lunes, julio 02, 2007

2 x 4

Con esta cuestión de recuerdos piazzollianos, saltó otro gran artista [en todo sentido]: el Gordo Leopoldo Federico. Hete aquí que Astor compuso Pedro y Pedro en honor a Maffia y Laurenz, pero consciente de lo complejo de su obra, se la entregó al Gordo Federico: "el único capaz de ejecutarla, por ser el mejor bandoneonista".

He aquí un hipervínculo al disco [
http://www.epsamusic.com.ar/english/album.asp?ALB_ID=35]

Con el mero hecho de ser editado por Epsa, ha de ser bueno. Y si sumamos estos antecedentes, mejor aún.


Ahora si mencionamos que Adalberto Cevasco y Horacio Malveta Malviccino acompañan al dogor, entonces eso ya es como tocar el cielo con las manos.

Temas:
Flores negras
00:04:06
Milonga del Che
00:03:45
Buenos Aires hora cero
00:04:39
Concierto para bandoneón y orquesta 1er Movimiento
00:07:03
Concierto para bandoneón y orquesta 2do Movimiento
00:06:20
Concierto para bandoneón y orquesta 3er Movimiento
00:06:02
Palabras de Astor Piazzolla
00:00:17
Pedro y Pedro
00:03:11
Biyuya
00:06:09
Eramos tan jóvenes
00:03:26
Made in Buenos Aires
00:04:51
New tango Nro 1
00:05:03
Buenos Aires today
00:06:49

Prepárense!

domingo, julio 01, 2007

Astor Piazzola

Comparto este fenomenal artículo del gran Albino Gómez. Polígrafo que
fuera amigo de Astor Pantaleón.
En vísperas de los quince años de la
partida del gran músico, quiero homenajearlo con este sabroso escrito.

Sursum Corda!, Quique F.

-----------Nota de Albino publicada en Perfil 1.7.2007--------------------------------


El 4 de julio se cumplen quince años de la muerte de Astor Piazolla, y
el autor de ese ensayo, amigo y compañero de correrías porteñas y
neoyorkinas junto al músico, rememora vivencias compartidas, visitas a
esposiciones de pintura y cantinas. La bibliografía que gira en torno
a Astor es numerosa; aún así, o tal vez por eso, Albino Gómez recurre
a su anecdotario personal para arrojar luz sobre algunos aspectos
desconocidos de la vida del maestro, como la vez que "durmió" junto a
la enigmática Greta Garbo…

Lo llamaron Astor en homenaje a Astor Bolognini, un violoncelista
amigo de su padre Vicente. La historia de este pisciano –como él
astrológicamente se reconocía- comenzó el martes 11 de marzo de 1921
en Mar del Plata a las dos de la madrugada, y su vida, aunque no su
historia, se cerró hace quince años, el 4 de julio de 1992 en Buenos
Aires, después de una penosa y larga enfermedad, que lamentablemente
puso fin a su prolífica producción cuando seguía desarrollándose
con una enorme potencialidad creadora en París. Cincuenta años antes,
en 1942, todavía menor de edad, porque en aquellos años la mayoría
comenzaba a los 22, se casó con Odette María Wolf ("Dedé"), una bella
argentina con sangre alemana y francesa, que le dio sus únicos hijos,
Diana y Daniel. Pero hasta llegar a eso, pasaron muchas cosas, entre
otras, vivir desde los 3 años hasta los 16, en Nueva York, con una
breve interrupción de nueve meses, por una vuelta a Mar del Plata, en
un intento de sus padres, Vicente y Asunta, de reinstalarse en esa
ciudad, lo que recién pudieron lograr en 1937.

Claro está que esos años neoyorkinos le dieron a nuestro músico una
base cultural-emocional que selló toda su vida, a través de las
vivencias que significaron sus rebeldías escolares, la amistad con sus
primos italo-americanos de New Jersey, las pandillas barriales de las
que formó parte, sus rechazos al solfeo, sus primeros maestros
musicales; ese primer bandoneón de segunda mano, con cincuenta notas
metálicas y estuche de madera, que aprendió a tocar solo, mientras
recibía lecciones de piano de un maestro húngaro, discípulo de
Rachmaninov, que le descubrió a Bach y a Mozart, enamorándolo de
dichos autores de tal manera, que abandonó sus correrías y peleas por
las calles de Manhattan donde tocaba la armónica o hacía zapateo
americano por moneditas. Y cómo obviar el hecho imprevisible y mágico,
de conocer a Carlos Gardel a los once años, hacer de extra como
canillita en una de sus películas y acompañarlo a las tiendas para
hacerle de intérprete idiomático en sus compras.

Evidentemente el destino estaba tramando algo especial para el niño y
el joven Astor. Se ha escrito muchísimo sobre él -acerca de su
desarrollo musical, desde sus inicios a los 18 años como bandoneonista
de Anibal Troilo -y su arreglador después- en decenas de notas
periodísticas, algunas extraordinarias como la que le dedicara el
músico y poeta argentino Guillermo Anad en la Revista "El Arca" en
diciembre de 2000, que constituye el análisis técnico más profundo
sobre su obra, o en libros tan valiosos como el de María Susana Azzi
y Simon Collier; más las memorias de Natalio Gorín; el entrañable
texto de Diana Piazzolla o las desopilantes historias contadas por
Oscar López Ruiz. Vale decir que todo ello me exime de endilgarles hoy
a los lectores una extensísima relación cronológica de su
producción, por demás ya muy conocida, como todo lo relacionado con
la formación de su primera orquesta con Fiorentino en 1946, la
obtención del Premio Fabián Sevitzky por sus Tres Movimientos
Sinfónicos Buenos Aires, en 1953, seguido esto por la obtención en
1954 del premio de los Críticos musicales con Sinfonietta, que fuera
dirigida por Juan Martinon. Para cerrar ese breve ciclo de ocho años,
con la obtención de una beca del gobierno de Francia para estudiar
contrapunto y composición con Nadia Boulanger. Sin dejar de mencionar
por supuesto, algo tan fundamental como fueron sus cinco años de
estudio con el maestro Alberto Ginastera…Y me detengo aquí para no
violar mi propósito de evitar un sumario ya conocido, porque sólo
pretendo en esta nota recordarlo, con el modesto aporte de mi
testimonio personal a través de algunos encuentros en nuestra larga
amistad fundada en New York en 1958, cuando ya llevaba yo más de una
década escuchando sus grabaciones en los discos de pasta de 78
revoluciones. Porque me tocó nacer en el seno de una familia tanguera,
y mi padre me llevaba desde que yo tenía 10 o 12 años al Nacional, al
Marzotto o al Ebro Bar para escuchar tangos. Y como vivíamos en la
calle Corrientes, al lado del teatro Politeama, pasaba todos los días
para ir a mi escuela, por la vereda del Tibidabo, donde yo sabía que
tocaba Troilo, como también por comentarios de mi padre a sus amigos,
que había debutado en esa orquesta un joven bandoneonista de apellido
Piazzolla.

Mi gusto por el tango estaba determinado por lo que escuchaba en mi
casa, que abarcaba desde los de la Guardia Vieja y Gardel, hasta los
musicales de Francisco Canaro en los teatros, o el refinamiento de las
orquestaciones de Osvaldo Fresedo que ya agregaba instrumentos no
convencionales. También me motivaban las milongas en los clubes de
barrio a las que iban mis primos mayores. Y luego los bailes de los
Carnavales con orquestas de tango y jazz..

Ya veinteañero descubrí mi gusto por el jazz, que en Buenos Aires
tenía como el tango en esos años, grandes formaciones musicales como
las de Eduardo Armani, Luis Rolero con Helen Jackson o Héctor y su
jazz. Pero al mismo tiempo renovaba mi gusto por el tango gracias a la
nueva riqueza musical que comenzaba a recibir a través de Horacio
Salgán y de Astor Piazzolla.

Recuerdo que operado de apendicitis a los 22 años, durante mi breve
internación de tres días, con dos noches, como se me permitiera
instalar en mi habitación del sanatorio un pequeño Cinco, me lo pasé
escuchando "Prepárense" de Astor Piazzolla, grabado en un disco TK por
Anìbal Troilo.

Pocos años después lo vi, aunque desde lejos en la Facultad de Derecho
cuando ganó el Premio Fabián Sevitzky. Pero tardé cinco años más para
encontrarlo y conocerlo personalmente, en mi primer viaje a Nueva York
en 1958. Yo tenía en esa ciudad a varios amigos, y dos de ellos,
colegas míos en el Servicio Exterior, eran amigos y admiradores de
Piazzolla. Ellos me lo presentaron y comenzó una amistad enriquecida
por la estimulante vida cultural que nos brindaba Nueva York, donde
había además un grupo de destacados argentinos vinculados al
periodismo, a la pintura y a la música, como Ana Itelman, Horacio
Estol, Omar del Carlo, Marcelo Bonevardi, Sergio Mihanovich y Enrique
Villegas, entre muchos otros, con quienes compartíamos varias noches
durante los dìas semana, más las tardes de algunos sábados y
domingos. Astor y yo vivìamos a una distancia de apenas cinco minutos
de auto, ya que solo se trataba de cruzar el Central Park, desde la
Quinta Avenida hasta Broadway, a la misma altura, por lo cual nuestros
encuentros eran muy frecuentes.

Astor vivìa en la calle 92 y Broadway, es decir del lado Oeste de la
ciudad, a una cuadra del Central Park. Lo acompañaban Dedé, Daniel y
Dianita, que andarían por los diez o doce años. En ese departamento,
por el cual pasaron decenas de artistas, recaló un sábado por la tarde
Juan Carlos Copes con su compañera María Nieves, que venían de Puerto
Rico y llegaban por primera vez a Nueva York. De inmediato partimos
con Astor y Copes al Barrio italiano a comprar fiambres para la noche,
y ensaimadas para la tarde. En ese tiempo, Astor estaba trabajando en
la música de un ballet para Ana Itelman sobre el tema de "El hombre de
la esquina rosada". Ya había creado su entrañable "Adios Nonino",
cuando se enteró de la muerte lejana de su padre Vicente, que lo sumió
en una profunda tristeza. También apareció por entonces fugazmente en
un par de importantes programas de la televisión local, trabajaba por
las noches en el hotel Waldorf Astoria y casi de una manera permanente
en el Chateau Madrid, un excelente lugar nocturno de música y copas.
Nuestras salidas preferidas eran las idas al cine, a los museos, al
Vanguard en la calle 11 para escuchar jazz, a las exposiciones de
pintura y a las cantinas italianas y españolas, porque el disfrute con
Astor de la comida, siempre fue parte fundamental de nuestra amistad.
También eran importantes los recorridos que hacíamos por un Manhattan
más transitable que hoy en día, como nuestras salidas más lejanas que
incluían Brooklyn, Queens y Long Island. Más allá del Bronx llegábamos
a los Cloisters para sentarnos a escuchar en la paz de los patios de
ese museo-convento, música sacra, mientras podíamos contemplar el río
Hudson, bien azul en verano y tan gris y helado en sus orillas durante
los inviernos. Es que nos fascinaba esa zona muy boscosa llamada
Riverdale, donde vivió, y murió en 1945 uno de los íconos de Astor,
Bela Bartok. Ese lugar, a unos veinte o treinta minutos de Times
Square, o sea del mismo centro de Manhattan, nos regalaba un paisaje
natural tan maravilloso que se nos hacía imposible creer que
pudiéramos estar tan cerca de esa tumultuosa y vibrante ciudad
neoyorkina. Por supuesto, también eran inafaltables nuestras largas
tenidas nocturnas de charlas y discusiones sin fin sobre cine, música,
libros y hasta sobre política.

No quisiera, por haber contado ya infinidad de veces en varios medios,
las circunstancias que me permitieron presentarle en Nueva York a
Astor, a Igor Stravinksy, pero si vale la pena que vuelva a señalar
algo que sólo los ìntimos conocen, y es la timidez de nuestro músico
frente a sus ídolos, porque ante la sorpresa de que era realmente
verdad que yo podía presentarle al gran músico ruso, ya frente a él,
no le salía ni una palabra de saludo, sus piernas como él mismo contó
en algún reportaje, temblaban y no podía articular una sola palabra.
Sólo al día siguiente pude reunirlos y hacer provechoso para Astor el
encuentro. Pero en cambio, voy a utilizar ese espacio para referir
otra circunstancia demostrativa de su gran timidez frente a una
persona que admiraba artísticamente con pasión: Greta Garbo. Porque
estuvo sentado a su lado en una vuelo en primera clase de Aire France,
desde París a Nueva York, no recuerdo ahora si eso ocurrió en 1977 o
1978. La gran capelina cubría el restro de la actriz y la inmovilidad
de su sueño, que la mantuvo sentada durante todo el viaje no pidiendo
ni un vaso de agua, le impidió, a quien era normalmente muy audaz y
capaz de cualquier picardía o estrategema, inventar nada para
intercambiar un par de palabras con ella. Otra vez su timidez. Por
supuesto, eso le impidió pegar un ojo durante toda la noche del viaje,
y sentirse totalmente frustrado. Su amada actriz "pasó la noche con
él", durmiò a su lado, y nada, ni una palabra.

El hecho es que casi al mismo tiempo, tanto Astor Piazzolla como yo
dejamos Nueva York, Continuó nuestra amistad en Buenos Aires, donde
tuve oportunidad de escribir una letra para su tema "El mundo de los
dos", que me pasó en su departamento de Entre Rìos y Venezuela, donde
todavía sigue viviendo Dedé. También le hice entonces otra letra para
la vidalita que fue uno de los temas musicales de la película "Paula
cautiva". "El mundo de los dos" lo estrenó en 1962 en el recién
inaugurado boliche "676", con su quinteto integrado por Jaime Gosis,
Oscar López Ruiz, Elvino Vardaro, Quicho Días, y la voz de Héctor de
Rosas. Luego, en 1963 lo grabó. En Buenos Aires reanudamos la vida
nocturna que hacíamos en Nueva York, siguiendo todas sus actuaciones
en diversos boliches como Jamaica o La Noche y en sus conciertos en
universidades. También compartió Piazzolla en ese tiempo, los estudios
de la Radio Municipal, en su modesto sótano debajo del Teatro Colón,
con la orquesta de Aníbal Troilo y con el dúo Salgán-De Lío, gracias a
la renovación cultural y musical que le impuso entonces a la emisora
de la Ciudad, el doctor Virgilio Tedín Uriburu con Ricardo Constantini
y Julio Alvarez Freyre. Por supuesto, Astor tenía grandes admiradores,
pero asimismo numerosos detractores que negaban que su música fuese
tango. Pero Astor decía que había sido admirador y seguía siéndolo,
de las orquestas de Julio de Caro, Osvaldo Fresedo, Elvino Vardaro,
Osvaldo Pugliese y Aníbal Troilo. Como también manifestaba su
admiración, entre otros músicos, por Horacio Salgán. Atilio
Stampone, y Leopoldo Federico. Pero que no podía escribir ni sentir
como ellos por no poder ni querer imitarlos. Y en cuanto a lo que se
decía acerca de que empleaba ritmos y armonías modernas en sus tangos,
sencillamente aclaraba que se trataba del "nuevo tango", y que no
sería un error vaticinar que eso que hacía en ese momento, en un
futuro no muy lejano, habría de ser tildado de antiguo. En 1969,
mientras me desempeñaba como director de programación del Canal 7, en
un finalmente frustrado intento de transformarlo en un canal cultural,
fui designado jurado técnico internacional para el "Festival de danza
y canción de Buenos Aires", que se desarrolló en el Luna Park, y
compartí ese honor con Francisco García Gimenez, Lucio Demare, Hamlet
Lima Quintana, Eduardo Lagos, Horacio Malvicino y Chabuca Granda. En
dicho festival Piazzolla presentó la después famosísima "Balada para
un loco", con letra de Horacio Ferrer y cantada por Amelita Baltar, a
la que los integrantes del jurado técnico votamos para el primer
premio pero que lo perdió por la decisión del voto popular, que le
otorgó dicho premio al tango "El último tren" de Julio Ahumada. Este
tango tuvo una sola grabación, la del propio concurso, y nunca otra
más. En cambio, la "Balada para un loco", como es bien sabido,
constituyó un éxito mundial. Después, la vida y los trabajos nos
llevaron por distintos países, pero seguimos escribiéndonos y
encontrándonos, por ejemplo, en Nueva York cuando viajé para cumplir
con un trabajo de Clarìn, mientras Astor llegaba desde París, donde
estaba viviendo, invitado en el marco de los festejos del "Columbus
Day" para interpretar tres temas suyos orquestados por él para los
cincuenta músicos de la Filarmónica de Nueva York, y que tuve el
enorme placer de escuchar en el Madison Square Garden. Para ese
concierto también llegó Diana desde México, donde estaba exiliada
duraante el tiempo de la última dictadura militar. Ese viaje desde
París fue el del otro ataque de timidez frente a Greta Garbo. No me
queda ya espacio para seguir hablando de nuestros encuentros, pero al
menos quisiera agregar el que tuvimos cuando siendo embajador en
Suecia, pude recibirlo en Estocolmo dos veces. La primera fue cuando
dio un deslumbrante concierto con su quinteto en el mejor teatro de la
ciudad colmado en su capacidad para 1200 espectadores, quedando más de
trescientos afuera de la sala, sin poder lograr un lugar. La grabación
de ese concierto, con las palabras previas de Piazzolla en su flúido
inglés se sigue pasando todavía hoy, después de veinte años, en la
Radio Sueca. La segunda fue cuanto participó con el mismo quinteto
meses después, en verano, en un festival de jazz a orillas del
Báltico. Por supuesto, en las dos oportunidades comimos con todos los
integrantes del quinteto en mi casa, donde charlamos y escuchamos
hasta el amanecer una selección de temas suyos que preparé gracias a
mi discoteca, cuya "sección Piazzolla" tenía en 1986 cerca de sesenta
casetes. En los comienzos de los años cincuenta, con mis jóvenes
amigos, ya considerábamos a Astor Piazzolla un equivalente a George
Gershwin, porque como él estaba creando una gran música partiendo de
las raíces populares de la ciudad. Y como decía Guillermo Anad en el
trabajo que antes citara, a pesar de no haber sido un "tanguero", o
quizá justamente por eso, llevó el Tango a terrenos insospechados,
donde acaso ya no hacìa falta sentir "el temblor de las baldosas de un
bailongo", sino más bien la kepleriana música que produce la Tierra al
desplazarse en el Universo.