Suena el fonino con un nro.desconocido. Atiendo y reconozco la voz de mi interlocutor, el buen Calica Ferrer, joven nonagenario, Amigo de mi Viejo. Acordamos encontrarnos el lunes 11 de noviembre a la tarde en un bar porteño.
A veces no comprendo del todo ciertas respuestas que doy, pero intuyo que habrà una buena conexiòn, por mas que ande con escasa disponibilidad de tiempo.
Durante la mañana de la jornada, se me cruza la idea de convocar a un tercero a la reunión, hijo de otro amigo de Calica, a raìz de una vieja conversaciòn mantenida. No parece muy lògico, pero la intuiciòn arremete, y dice "si dale, invitalo". Curso mail al susodicho, y sigo haciendo mi laburo.
Al rato, tengo la respuesta en mi bandeja de entrada, sumandose a la movida, y redoblando la apuesta: - No le digas nada a Calica, asì caigo de sorpresa ... Obedezco y me pregunto si no habremos de infartar al joven Calica. Confío.
Salgo del laburo. El tiempo me da como para pasar por casa, dejar las cosas y ponerme algo mas còmodo. Milagrosamente llego al lugar con dos minutos de antelaciòn. Allì està sentado Calica: impecable. Observa al ser que ingresa, le extiendo la mano, y me mira con ojos de "esta es la persona a quien estoy esperando?". La duda se disipa en un abrazo.
Ya estamos, arrancamos a conversar. Lo escucho, y mi cabeza vuela miles de años atrás. Infinidad de comentarios de mi Viejo, sobre la relaciòn de ambos. Calica apunta a ciertas cuestiones de Ernesto Guevara, el amigo en comùn de ambos. Vamos y volvemos por allì: Cuba, Alta Gracia, etc.
A los 20' se acerca un "joven" con atisbo de vestimenta formal. Encara a Calica, quien tiene problemas en un oìdo, y le estira la mano para saludarlo. Mi interlocutor piensa que es un conocido mìo, pero el "joven formal"le pasa el santo y seña "Yatasto en la cuarta". Calica pasa a abrazar al foràneo, y pretende presentarmelo. Es en vano, decirle que fue un ardid convenido entre ambos.Ipse pucho, se alegra de estar con dos hijos de grandes hijos de puta. Algo solo comprensible en el argot de altri tempi, donde ese calificativo resulta entrañable bajo ciertas condiciones, como esta, la de un encuentro impensado.
La charla, ahora que se sumó "Avelinito" adquiere otro matiz. Viramos de Cuba, rumbo a otros parajes. Primero Alta Gracia, los veranos, luego Quilmes, la infancia de Avelino y las visitas de los amigos de su padre.
Las fotos de ambos Viejos se acercan, miles de aventuras y anècdotas, que podrìan ser el guiòn de cuentos varios de Laiseca, en versiòn comedia, emergen por doquier. Asoman situaciones impensadas, como la muerte cuando hace su apariciòn en un raid inesperado, llevàndose a la madre de Avelino, y lo que aquello desencadena. El hecho sucedió en 1980, y cuando lo cuenta, recuerdo la sensación que se respiraba 40 años ha. Es como si hubiese pasado ayer ...
Las vueltas de la vida, los comportamientos de nuestros Viejos, Calica asistiendo con detalles. Asoman viejos conocidos en común, a quienes no recordaba desde hacìa 40 años. Los cuentos los rejuvenecen, aparecen con nitidez. Uno entonando tangos, otros morfando, todos chupando. Calica da detalles de alguna detenciòn policial, por cierto exceso (etìlico).
La charla da cuenta de algunos seres que vivieron y jodieron intensamente. Con cierto ingenio, y gran despreocupaciòn.
La figura de mi Viejo, ahora se alinea con estos amigos suyos, que vistos desde el siglo XXI, parecen ininteligibles. Asoma tambièn la afición a las aventuras de todo tipo, a la joda, al culto de la amistad a perpetuidad. Escucho con atenciòn, muchas de estas cosas chocan con la cuestiòn imperante. Las risotadas de la mesa, resuenan en el bar que se va despoblando de comensales, pero la charla està activa.
Agradezco haberme permitido esta irracionalidad, dejandome guiar por la intuiciòn. Porque en mi ser mas profundo, creo haber captado algo mas de aquellos tiempos que le tocaron vivir a quienes nos precedieron. Ni mejores, ni peores: distintos y pasados. Conscientes que lo mejor està por venir. Sea!
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