El cansino enero suele ser un mes atípico. La velocidad urbana se switchea al modo verano, y el epicentro de algunas coberturas, pasa a estar en "los sitios de veraneo".
Algunos hechos delictivos quiebran el sosiego del descanso y hacen que la maquinaria incomunicativa active sus tentáculos.
Arrancamos 20&20 con un asesinato, que fue una vil y cobarde masacre, magnificamente anticipada por la versión cinematográfica de La Naranja mecánica. Donde un grupo de tipejos, masacran a un ser indefenso.
Eso sucedió en Villa Gesell. No son deportistas, ni rugbiers, sino cobardes asesinos que actuaron en manada.
Paralelamente, mientras esta vejación tenía lugar, un sector de la suciedad se deleitaba filmando y registrando la escena. Son tiempos extraños.
La prensa etiquetaba a "los rugbiers". Estos sujetos tiraban la pelota y acusaban a un tercero en discordia que no tenía nada que ver.
El asesinato se convirtió en el epicentro del verano, de paso la prensa se la pasó levantando un dedito acusador sobre la punta del iceberg, en lugar de ir un poquitico en profundidad.
Laura Di Marco, y el equipo de Pensándolo bien, hicieron una nota que patea el tablero y nos llama a la reflexión acerca del fenómeno. Vale la pena rumiarla.
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