domingo, abril 24, 2016

Nuestra ciudad, nuestra Tierra y nuestro Francisco

El domingo 24 de abril, pasaditas las 4 de la tarde (11 de la mañana en Argentina) en la clausura del festival “Pueblo para la Tierra”, apareció en el bellísimo bosque romano de Villa Borghese, un vehículo que trasladaba al Obispo de Roma, junto al “número tres” del Vaticano, el sustituto de la Secretaría de Estado, Angelo Becciu.
Ambos subieron al escenario, en medio de una gran ovación.

La presencia conmocionó a todos, tanto a los organizadores del festival, que estaba en su jornada final, como a la totalidad de los asistentes al acto organizado con motivo de la Jornada de la Tierra, que fue impulsada por el Movimiento de los Focolares, y las organizaciones EarthDayItalia y Connect4Climate, junto al municipio romano.


El Papa Francisco tenía un discurso preparado, pero decidió dejarlo a un lado, y hablar desde el corazón. “Escuchándolos a ustedes hablar me vinieron a la mente dos imágenes: el desierto y el bosque. Pensé, esta gente, todos ustedes, toman el desierto para transformarlo en un bosque frondoso. Van donde está el desierto y no hay esperanza, hacen cosas que convierten aquel desierto, en un bosque”, dijo Jorge Mario Bergoglio.

Se refirió así a los testimonios brindados durante la conferencia, entre los cuales destacó el del sacerdote Maurizio Patriciello, párroco de Caivano (Nápoles), un comprometido líder social contra la contaminación en la llamada “tierra de los fuegos”, donde cotidianamente se quema infinidad de basura.

Siguiendo su discurso, el Papa afirmó que el bosque está lleno de árboles y de verde, es “demasiado desordenado” pero “así es la vida”. Pasar del desierto al bosque“es un lindo trabajo”.

Además se refirió a los “desiertos” en las vidas de las personas que no tienen futuro, porque siempre existen prejuicios y miedos.

“Y esta gente debe vivir y morir en el desierto de la ciudad. Ustedes hacen el milagro, con su trabajo, del cambiar desiertos en bosques. Sigan así, adelante. ¿Cuál es su plan de trabajo? No sé, nosotros nos acercamos y vemos qué podemos hacer”, siguió.

“Esto es vida, porque la vida se la debe tomar de donde viene: como el arquero que debe atajar la pelota, desde donde la pateen. No hay que tener miedo de la vida, ni tampoco de los conflictos. No hay que ignorarlos, hay que tomarlos y resolverlos”, apuntó.

Al final, Francisco sen hizo uno junto a la multitud con los asistentes. Bajó del escenario, comenzó a saludar a los presentes y fué blanco de infinidad de selfies.

¿Un milagro?
No, un simple regalo, para nuestra Madre Tierra.
El desafío: fertilizar los desiertos, para volverlos bosques.
La receta invita a enfrentar los conflictos sin miedo. Adelante!

Receta papal
“No tengan miedo del conflicto que comporta riesgo y oportunidad – dijo Francisco-Conocer es un riesgo para mí y para la persona a la que me acerco. Pero nunca, nunca, nunca dar vuelta la cabeza para no ver. 
Acercarse al otro, tomarlo de la mano, ir a secar muchas lágrimas…. así desde el desierto nace la sonrisa”.
“Les doy una tarea para hacer en casa – concluyó el Papa-. Cuando vayan por la calle fíjense que falta la ternura. Cada persona está encerrada en sí misma. Falta la amistad.
En el centro del mundo hoy existe el dios dinero, pero la palabra clave es ‘gratuidad’, para hacer que este desierto se convierta en una selva.
¿Cómo se hace ésto?
Teniendo conciencia de que siempre, todos tenemos que ser perdonados…
Trabajar juntos, respetarnos, así se produce el milagro del desierto que se convierte en bosque. Gracias por todo lo que hacen”.


Papa Francesco alla Mariapoli di Villa Borghese from focolare.org on Vimeo.


Fuente: Notimex, Focolares.org

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