El 22 de
noviembre de 1963, cerca del mediodía asesinaban al presidente de
los EE.UU., John F. Kennedy. La noticia revolucionó al mundo.
El viaj de
Kennedy a Texas, se relacionaba con las próximas elecciones
presidenciales que tendrían lugar en 1964. Debido al escaso margen
por el cual había triunfado en los estados sureños, viajó para
mejorar el clima y aumentar su popularidad por esos lares.
El viaje incluía
Houston, Dallas y San Antonio. La policía de Dallas había preparado
un gran despliegue. A las 11:30 el avión presidencial, el Air Force
One, llegó al aeropuerto de Dallas. Ipso pucho la comitiva se subió
a una limusina descapotada. En el auto viajaban junto a JFK, su
esposa, el gobernador de Texas, y su mujer. La comitiva presidencial
se dirigía hacia el centro de Dallas. Hicieron varias paradas para
que el presidente saludara a su gente.
En un esquina, donde debía hacer un giro pronunciado a la izquierda, el vehículo redujo su velocidad casi a paso de hombre. En este punto se produjo el primero de los disparos, que fue desviado. A los 3 segundos, se produce el segundo disparo que hiere a Kennedy. Cinco segundos mas tarde llegaría el último disparo, que impacta en la cabeza del presidente.
Lee Harvey
Oswald, fue arrestado en un teatro, transcurrida la primera hora del
atentado.
El acusado alegó no haber matado a nadie, y ser tan sólo un perejil. Oswald, fue detenido, pero no llegó a ser juzgado, al ser asesinado por Jack Ruby.
El acusado alegó no haber matado a nadie, y ser tan sólo un perejil. Oswald, fue detenido, pero no llegó a ser juzgado, al ser asesinado por Jack Ruby.
El impacto de la
noticia corrió como reguero de pólvora, y paralizó al mundo como
el 11 de septiembre de 2001, con el atentado a las Torres Gemelas.
Es bueno recordar
estos hechos, que no han tenido la suficiente aclaración. Porque
detuvieron el avance de las sociedades que afectaron, hicieron
retrotraer las libertades, cobraron vidas, inútilmente. Y sembraron
dudas acerca de la confianza entre los integrantes de los gobiernos
de las naciones, y dentro de todos los gobiernos.
Han pasado 50
años, y el impacto se mantiene. Hoy la música en su día (Santa
Cecilia), suena mejor, pero entre la melodía aparece algún acorde
tenebroso. Quizá sea un eco, acerca de como se detuvo abruptamente
en 1963.
Hagamos un esfuerzo para cantar a coro, y que la melodía no se detenga. Nunca más.
Hagamos un esfuerzo para cantar a coro, y que la melodía no se detenga. Nunca más.
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