A lo largo de la historia, el hombre buscó transmitir información a lugares donde no podía llegar su voz.
De allí el impacto de la escritura primero, y la imprenta luego.
Mas tarde el estilo de relación entre las personas cambiaría, merced a la velocidad que imprimieron en la difusión de las comunicaciones el telégrafo primero, la radio luego, la televisión mas tarde y en las décadas mas recientes el fax, internet y los teléfonos móviles/satelitales, etc.
En un principio para la comunicación, el estar cara a cara era imprescindible, poco a poco se introdujeron otras variantes, tales como los mensajes a través de emisarios primero, vía correo después.
Luego aparece la variante de comunicar las personas en tiempo real, con sincronía. Que es el caso de las comunicaciones telefónicas.
¿Que buscamos?
Derribar las barreras de la distancia para mejorar la comunicación.
Esto nos permite interactuar entre seres muy alejados geográficamente, pero con intereses comunes, sean laborales, familiares, mediante algún lazo que los una.
Hay mayores canales y el número diario de comunicaciones crece [y sigue creciendo] exponencialmente.
Pero, ¿garantiza una sociedad comunicada, o meramente intercableada?
Además la información digital es compacta y fácil de transportar.
¿Qué es lo difícil? Su creación.
Pero, una vez generada [esta info] se puede copiar hasta el hartazgo.
Esto rompe con los paradigmas conocidos, donde el producto residía en un documento físico [objetos, discos, libros, etc.], y escapa a los procesos clásicos que estudia la economía clásica.
Por eso hablamos de repercusiones profundas que afectan tanto a las actividades económicas, como a las relaciones humanas.
Transmitir la información a grandes distancias es fácil, pero transformarla en conocimiento utilizable es un proceso coginitivo mas complejo. Contar con información permite saber algo. El conocimiento existe cuando un individuo sabe qué hacer con la información, sus implicancias, limitaciones, y como crear algo valioso a partir de ella.
El desafío revolucionario, es seguir aportando al conocimiento, no a la mera información. En este sentido la tecnología e internet en particular, pueden ser excelente herramientas para alcanzar tal fin.
Pero el exceso de material disponible nos exige una nueva competencia, la de ser excelsos seleccionadores de fuentes confiables de información. Al respecto nos dice Jordi Nadal:
"Editar es, en su mejor sentido, avanzar. Es sacar a la luz lo mejor que deba ser comunicado a la comunidad lectora. Es seleccionar lo que merece ser sacado a la luz. En un tiempo de saturación informativa, la selección es cada vez más necesaria y valiosa, y será bueno cuidar la formación de los selectores y transmisores de contenidos".
Este es un punto, donde necesitamos establecer reglas de búsqueda, y agudizar el olfato para distinguir material útil del que no nos aportará nada. Por eso mismo los especialistas en las ciencias de la información, tienen mucho para aportar, y tenemos que estar abiertos a incorporar sus prácticas o criterios para propagarlos.
Por ejemplo, es mucho mas productivo seguir con atención ciertas publicaciones que tienen referatos para publicar sus artículos, antes que andar deambulando a tontas y a locas enredado en la telaraña de la web.
También es aconsejable consultar con frecuencia ciertos sitios, para aprender la filosofía de los editores, y llegar a la información de manera mas rápida.
Detectar cuales son confiables, actualizan sus contenidos, y tienen como práctica usual la de citar las fuentes.
No es una tarea para nada sencilla, pero definitivamente es muy similar a lo que sucede en el mundo del papel, donde uno opta constantemente, y finalmente se arriba desde puntos muy diversos a fuentes similares.
En gran parte de los casos, la información confiable proviene de ciertos grupos con intereses en común, digo no suele haber genialidades aisladas, sino que conforman parte de grupos de discusión mas grandes.
Y no están para nada desconectados de aquellos que también publican en formato papel, obviamente la comunidad que publica en formato digital es mayor, pero arriesgo que debe existir un patrón geográfico/geométrico entre los innovadores, tanto digitales, como los publicadores convencionales.
Entonces uno de las pautas recomendables, es visitar las páginas donde publican los grupos de autores señeros, para luego expandirnos desde un punto conocido, y no entrar a deambular y evitar las trampas de la telaraña.
En definitiva, existe un paralelismo entre el mundo del papel, y el digital.
No dicen Paul Duguid y John Seely Brown [La vida social de la información]: "Lo nuevo aprende de lo viejo".
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