Arturo Cancela nació allá por 1892 (otro decimonónico), en Buenos Aires.
Narrador y dramaturgo, abandonó los estudios de medicina, ejerciendo después el periodismo.
En colaboración con Pilar de Lusarreta escribió varias piezas teatrales.
El carácter más significativo de la obra de Cancela está dado por el humor, que resulta casi siempre de su realidad circundante y consiste en subrayar una parte de esa realidad que, en apariencia, nada tiene de sobresaliente. De la misma manera, subrayando una actitud, el comportamiento de un personaje crea un tipo.
El carácter esencial de este humorismo lleva implícito una crítica en la que se entrevé, en la mayoría de las veces, una moraleja.
Sus Tres relatos porteños (1922) expresan, aun siendo éste su primer libro, todos los recursos humorísticos, todas las observaciones que reaparecerán luego en la obra de Cancela, situadas en un determinado lugar —Buenos Aires—, elemento fundamental para su punto de observación como narrador y humorista.
La unidad de este libro, más allá de sus procedimientos y lenguaje, de la descripción de personajes y situaciones de cada uno de los relatos, se advierte en una parecida actitud para abordar esos tres momentos que reflejan otros tantos instantes de la sociedad y el tiempo observados.
En cuanto a la crítica que implica su humorismo, es evidente también esa misma unidad.
En el primero de los relatos, "El cocobacilo de Herrlin", ella aparece como denuncia a instituciones consagradas, a males burocráticos, a actitudes solemnes cuya ambigüedad el humorista subraya con certeza.
En esta ocasión, nos reunimos alrededor del fuego carpediemiano, para compartir la eximia escritura y el agudo humor canceliano, propagado desde el cocobacilo.
Si hubiese una lectura colectiva y multitudinaria, la pandemia acabaría con los males de este mundo, y al menos nos levantaría la comisura de los labios, trocando el gesto adusto en buenos humores. Inteligencia, pluma, visión esperanzada y comicidad. Ingredientes que Don Arturo mezcla con sapiencia y estilo.