miércoles, octubre 16, 2013

Música y alimento para el alma

Cada 16 de octubre la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), celebra su aniversario, y también el día mundial de la alimentación.
Para 2013, esta jornada lleva por lema: "Sistemas alimentarios sostenibles para la seguridad alimentaria y la nutrición", y el activo Obispo de Roma le escribió al director de la FAO: 
"En un momento en que la globalización permite conocer las situaciones de necesidad en el mundo y multiplicar los intercambios y las relaciones humanas, parece crecer la tendencia al individualismo y al encerrarse en sí mismos, lo que lleva a una cierta actitud de indiferencia —a nivel personal, de las instituciones y de los estados— respecto a quien muere de hambre o padece malnutrición, casi como si se tratara de un hecho ineluctable. Pero el hambre y la desnutrición nunca pueden ser consideradas un hecho normal al que hay que acostumbrarse, como si formara parte del sistema. Algo tiene que cambiar en nosotros mismos, en nuestra mentalidad, en nuestras sociedades".

Francisco añade: "un paso importante es abatir con decisión las barreras del individualismo, del encerrarse en sí mismos, de la esclavitud de la ganancia a toda costa; y esto, no sólo en la dinámica de las relaciones humanas, sino también en la dinámica económica y financiera global".

Destacó la necesidad (imperiosa) de educarnos en solidaridad, y lograr contagiarla para la toma de decisiones en el plano político, económico y financiero, y expandirla hasta en las relaciones entre personas, pueblos y naciones.

Francisco agregó un elemento de reflexión: "La educación en la solidaridad y en una forma de vida que supere la "cultura del descarte" y ponga realmente en el centro a toda persona y su dignidad, como es característico de la familia". Asimismo ha subrayado y para finalizar que "la Iglesia Católica recorre junto con ustedes esta senda, consciente de que la caridad, el amor, es el alma de su misión".

Nuevamente el Papa, nos deja de a pie, con unas declaraciones que fortalecen sus hechos y gestos: 
Res, non verba.

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