martes, junio 17, 2014

Amar, comprender, animar – evocación de un cristiano comprometido a 107 años de su nacimiento

por Juan Gattinoni


"El compromiso de Carlos T. Gattinoni (n. Junín 17/7/1907) con los Derechos Humanos surge y se concreta a partir de su visión pastoral.
Esta visión es: amar a las personas, comprenderlas, animarlas a vivir una vida digna y una profunda fe en que Dios es el Señor de la vida y de la Historia.
Fiel a la herencia wesleyana-metodista, "el mundo fue su parroquia".
Por tanto, no reservó su atención y dedicación pastoral sólo a "los metodistas".
Las puertas de la oficina episcopal estaban abiertas para toda persona que necesitara ser escuchada, a quien lloraba, a quien estaba desorientado.

Carlos T. Gattinoni fue obispo de la Iglesia Evangélica Metodista Argentina (IEMA), desde 1969 hasta 1977. Luego de jubilarse y hasta su fallecimiento fue considerado Obispo Emérito, siendo un pastor muy querido y también Secretario de Evangelización de la IEMA.

En su tiempo de episcopado, se vivieron situaciones de mucha violencia en nuestro país.
Carlos estaba claramente comprometido con la paz y en el Movimiento de la No Violencia.
En septiembre de 1973 se produce el golpe militar en Chile y la
IEMA, bajo su episcopado, junto a otras Iglesias protestantes y algunos sectores de la Iglesia Católica Romana organizan en articulación con el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, toda la tarea de recibir y contener la gran cantidad de refugiados que venían principalmente de Chile, pero también de Uruguay y de Paraguay.
Fines del 73, inicios de 74 esta tarea de protección y defensa de los Derechos Humanos ya estaba en marcha. No se inicia como una actividad de individuos "capacitados en la defensa de los derechos humanos", sino como dirigentes de Iglesias que comprometen a sus comunidades de fe, no en una línea "política partidaria", sino en un compromiso con la vida y la sociedad, a favor de la paz y la dignidad de las personas y el bien común. A esto llamamos una visión pastoral (tenemos que cuidar la vida para vivir en justicia y paz), más que política.

La oficina episcopal de Carlos Gattinoni fue un lugar de constante visitas de personas que perdieron todo y estaban refugiadas, madres y padres que perdieron su hijos por desaparición forzada, líderes de Iglesias y Movimientos preocupados por qué hacemos ante tanta violencia e injusticia, gente metodista y gente de otros credos.
Carlos nunca dejó de entrevistarse con alguien por temor a una represalia posterior.
Cuando se le decía desde la familia y los cercanos "cuidate", la respuesta era más o menos la misma: "yo hago esto en el nombre del Señor, y el sabe qué será de mi"
Y con todas esas personas que recibió, escuchó y ayudó en situaciones difíciles, siempre terminaba orando al Señor. Él sostenía que en realidad un pastor lo único que seguro puede hacer por el que sufre es orar por y con él. Puede no tener respuesta, puede no tener los recursos, puede hasta equivocarse en el consejo. Lo que no puede dejar de hacer es lo más valioso que tiene: orar con fe por la persona.

Alguna vez le pregunté a Carlos si yo, como pastor, podía ser político.
La respuesta fue sincera y coherente. Supongo que quizás sí. Yo no puedo. No puedo mentir o negociar sobre principios fundamentales para mi vida. La política exige negociar, decir y desdecirse. Que tu sí sea si y que tu no sea no, dice el Evangelio y yo le he entregado mi vida al Evangelio".

Personas luminosas, a quienes no debemos olvidar.
Que nos iluminen y alumbren nuestro camino.
Sea!

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