El partido de ayer entre el anfitrión Brasil, y Alemania, fue memorable desde el punto de vista deportivo y funcionamiento de engranajes colectivos.
Me pareció un partidazo, hasta los primeros 15 minutos, con ataques mutuos, luego en pocos minutos, se transformó en una masacre. Y en este escenario, me duele ver el comportamiento de algunos connacionales argentos, que celebraban los goles alemanes, que aplastaban al rival. Ciertamente triste. No podemos alegrarnos de la desgracia ajena.
Así y todo, los jugadores brasileños soportaron con entereza, y dieron la cara. Me encantó esa actitud, no la especulativa, de mucha gente y algunos relatores, que parecían disfrutar. Más aún, luego del único gol brasileño, los alemanes se enojaron entre sí. Comportamiento inexplicable,
Esto ha sido una tragedia anímica, para los anfitriones. Se la bancaron bien, y para mi fueron un gran ejemplo, mas desde el costado humano que deportivo,
Podremos dejar de autoproclamarnos solidarios, y empezar (o intentar) practicarlo.
Ánimo Brasil, y cuidado Argentina. Holandeses y teutones, son máquinas, con engranajes similares.
Es un deporte. Pero detrás del mismo hay 200 millones de habitantes. A ellos les duele un resultado como este, por su amor al fútbol.
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