En el primer número de L'Osservartore Romano, aparecido el 1° de julio de 1861, se presentaba de este modo al lector. En la cabecera, rezaba: "L'Osservatore Romano - diario político-moral".
Los primeros números constaban de cuatro páginas, en las que se trataban los asuntos que caracterizarían su "línea editorial".
Al final de 1861, se eliminó el subtítulo "diario político-moral", y aparecieron bajo la cabecera los lemas unicuique suum (a cada uno lo suyo) y non praevalebunt (no prevalecerán, referido a las puertas del infierno), aún vigentes.
Al comienzo, L'Osservatore no tuvo sede.
Sus primeros redactores se reunían en la imprenta de los Salviucci, en plaza de los Santos Apóstoles 56, donde se imprimía el diario.
Sólo desde 1862 la redacción tuvo su sede en el palacio Petri, donde se establecería la imprenta propia.
El primer número se imprimió allí el 31 de marzo, fecha en que a la cabecera se le añadieron las palabras Giornale quotidiano.
El 30 de junio de 1865 dos abogados Zanchini y Bastia cedieron la propiedad.
En los primeros meses de dirección, contó con la colaboración de Giovan Battista Casoni que, en 1890, se convertiría en director único.
El diario se presentó inmediatamente con un programa progresista y con espíritu independentista.
En su primera dédada, el diario dedicó mucho espacio a los asuntos de política internacional, incluida la "Cuestión romana". Casi nunca se discutían problemas puramente políticos; más bien, se destacaban la justicia o injusticia de actos públicos y sus consecuencias para la religión católica y para la moral de la sociedad. Temas de índole religiosa, eclesiástica y económico-social, encontraban espacio en la primera página.
De esta forma, pronto el diario se caracterizó como "espejo leal y bastante completo no sólo de las opiniones y de los deseos de la mayoría de los católicos romanos, sino también de las opiniones y deseos -al menos en sus formas exteriores y públicas- del mismo Gobierno del Papa".
Vaya esta pequeña reseña, para saludar a un periódico que logra gran capilaridad al ser leído por la grey que sigue al Pastor. No es la cantidad, sino la calidad. Y desde ya, la caridad, aquello que distingue a L'Osservatore Romano.
Saludamos y celebramos sus primeros 147 años de vida. Brindamos por muchos mas, y para que siga llevando la verdad, la bondad y la belleza en sus páginas a sus múltiples lectores.
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