martes, mayo 04, 2010

Mi fantasma

A veces las palabras fluyen,
tantas otras acuden a nuestra boca,
pero no son las mismas que bajaron
de la mollera
extraño miembro gris de nuestro ser.

Communicāre, hacer partícipe a otro
de lo que uno tiene.
Menuda tarea nos toca,
hacer coincidir palabras con pensamientos,
expresar los sentimientos, quitando la hojarasca
que empaña el camino y confunde.

No sabemos quien manda,
que órgano dicta las palabras,
será el cerebro, el superyo, el inconsciente?
Tantas otras parece el enemigo,
que nos toma por asalto
y hablamos en su nombre
diciendo atrocidades.

La palabra hiere, tantas otras acaricia,
mas siempre comunica.
Con su presencia, o mediante su ausencia,
todo habla de nos, pero no siempre nos expresa.

Infinidad de veces somos presa
de unos vocablos extraños,
que sonaban bien al pensarlos,
pero al decirlos cambiaban profundamente.

Es la dificultad en hacer coincidir,
o al menos no desviarlos (demasiado),
intención de acción,
pensamiento de palabra.

Mostrar que nos expresen,
y no dejarnos interpretar,
ser los guionistas de nuestro propio libreto
sin esperar aplausos de los espectadores,
sino la coherencia entre el decir y nuestro hacer.

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