Una mirada sobre cuestiones de nuestro tiempo, la tecnología, la información, aparatejos que tenemos a mano y supuestamente manejamos y terminamos siendo domesticado por ellos. Una reflexión al respecto.
La idea central de este opúsculo, es que tanto la información como los individuos son siempre, e inevitablemente, parte de complejas redes sociales.
Durante años, los expertos pronosticaron que el avance de la informática borraría de la faz de la Tierra la necesidad de prácticamente todo: desde las compras en los supermercados, hasta los viajes, pasando por las organizaciones comerciales, y la vida social en sí misma.
Sin embargo, los usuarios de computadoras suelen ser más escépticos: hartos de la invasión informática y exasperados por sistemas de cómputos, repletos de problemas de software, virus y mensajes de error ininteligibles, les resulta difícil [sino imposible], evaluar el potencial de la "revolución digital".
En ocasiones, pareciera que vivir en la era de la información, es como ir en un auto, conducido por alguien que tiene visión en túnel [glaucoma]. Esta enfermedad, reduce la visión lateral, y quienes la padecen pueden ver hacia donde van, pero no mucho mas que eso.
Para quienes conducen un vehículo, la atención en lo que está exactamente delante de ellos es directa. Sin embargo para los pasajeros [que pueden ver aquello que el conductor no capta con su mirada], el viaje se transforma en un suplicio. El auto, puede acercarse tanto a los espejos de los demás vehículos que circulan, como ser una amenaza para los manos y tobillos de los ciclistas, o para los pies de los peatones! Puede rozar paredes, columnas, y deslizarse peligrosamente hacia los costados.
Del mismo modo, algunas de las personas que nos introducen en el futuro con el apoyo de las nuevas tecnologías parecen suponer que si todos enfocáramos al máximo posible nuestra atención en la información, llegaremos a donde queremos ir de la manera más directa.
Pero, este enfoque centrado [exclusivamente] en el destino final, dejará a un lado, todo lo que está cerca de los bordes: el contexto, los antecedentes, la historia, el conocimiento común y los recursos sociales.
Y todo esto que circunda los bordes, no es para nada irrelevante como pudiera parecer: brinda una perspectiva y un equilibrio valiosísimos; provee alternativas; ofrece amplitud de visión e indica alternativas, ayuda a decodificar el significado. Decimos esto, ya que sólo con la ayuda de aquello que está mas allá de la información, podemos dar sentido y resignificar la misma.
Pensemos sino en la forma que interactúan las personas.
Una conversación puede aportar información, algo que puede registrarse, transcribirse y digitalizarse. Pero cuando Vds. hablan, quienes los escuchan, ponen la info en un contexto mas amplio: su apariencia, edad, acento, y el ambiente externo contribuyen a lo que perciben y comprenden.
Todos podemos ser buenos detectives para detectar pistas o señales que refuerzan o debilitan el discurso del orador.
La excepción es el mundo digital. El mundo de la información suele ser débil en este sentido.
Y pistas y claves suelen ser exiguas, a tal punto que hacerse pasar por otro no es difícil.
Dentro de las restricciones del canal de la información, sin la colaboración que ofrece el contexto más amplio, las habilidades detectivescas se diluyen.
Un estrecho y oscuro camino
Pasar por alto las pistas que están mas allá de la info, no solo conduce a un estrecho mundo de engaños, sino también a lo que hemos denominado visión glaucomatosa – tipo túnel. Una estrechez de la cual todos somos víctimas.
De nosotros, se espera que vivamos sometidos a una dieta estricta, basada únicamente en información. En verdad, este es un mundo que generalmente resuelve las preocupaciones sobre la información de un modo peculiar, ¿cómo?, brindando mas información.
Pero cuando lo único que se ofrece es información, es frecuente que más signifique menos.
Sospechamos que el diseño de túnel produce tecnologías que "responden mordiéndonos", y generan tantos problemas como resuelven. Precisamente muerden, por dejar de lado los recursos que están más allá del [estrecho] foco de la información.
Si las tecnologías mal diseñadas responden con tarascones, las bien diseñadas suelen ofrecer batalla. No se repliegan mansamente frente al diseño de túnel.
La futurología está plagada de obituarios/epitafios de herramientas que no obstante gozan de vida saludable. Podemos citar la bisagra., que parecía iba a desaparecer para dejar paso a la puerta corrediza.
Sin embargo, la encontramos como componente vital en computadoras portátiles y teléfonos móviles. Las máquinas de escribir están presentes en muchas oficinas automatizadas.
La obstinada resistencia de los que se rehúsan a desaparecer, suele genera una respuesta opositora. Quienes tienen visión estrecha [tipo túnel], condenan la estupidez de la humanidad que se aferra al pasado. Es común que quienes se exasperen con el diseño de túnel festejen también la caída de una nueva tecnología como su fuera incapaz de producir cosas positivas.
Nosotros postulamos que existe un enfoque mucho mas fructífero: que lo nuevo aprenda de lo viejo. Las herramientas dan pelea, cuando ofrece a la gente recursos valiosos que podrían perderse, si ellas desapareciesen.
Por eso, en ligar de condenar a la gente por aferrarse a lo viejo, sería mejor detenerse por un momento y preguntar por qué.
Con frecuencia, la respuesta es que las nuevas alternativas han subestimado sus objetivos. Paradójicamente, el diseño de túnel apunta a la superficie de la vida, allí suma puntos valiosos. Pero, los éxitos suelen enceguecer a los diseñadores, frente a desafíos mas importantes.
Las herramientas de videoconferencia, que hacen posible la "tele-transportación", aún están lejos de capturar la esencia de un apretón de manos, o una mirada directa a los ojos.
De allí que [estas] no hayan logrado la popularidad esperada.
Esto no significa que pregonemos por un retorno a los coches tirados por caballos, o a los discos de vinilo [no hay quien los fabrique, lamentablemente], bregamos para que se le preste atención a lo que no cambia, a todo aquello por lo que luchan las personas.
Estamos a favor de un diseño que tome en cuenta los recursos que le importan a la gente, un diseño que produzca las herramientas que la gente desea y necesita. Herramientas que según parece, pese a la inventiva moderna escasean, y como!
Basta considerar, por cuantos de los programas que bajaron de internet, compraron o pidieron prestados durante los últimos cinco años, realmente lucharían [Adobe Reader {PDF}, Google Maps, Wikipedia, Mozilla Firefox, y paremos de contar ..].
Pero, ¿dónde están los recursos que estamos omitiendo?
Pese a nuestra visión de túnel, la periferia que omitimos, no se limita a los objetos físicos, comprende lo que denominaremos la periferia social. O sea, comunidades y organizaciones que encuadran las actividades humanas.
Todas ellas son vitales en nuestra vida, y suelen estar ausentes en las guías de diseño de la era de la información. Si se las incluye, revisten la categoría de objetos finales y no como recursos para el diseño.
¿Por-que sucede esto? Probablemente, al seguir tan de cerca la información, dejemos de lado el contexto social que nos ayuda a comprender que podría significar la información, y para qué importa.
Los recursos mas útiles para la subsistencia suelen perderse de vista ante las demandas inmediatas de la vida cotidiana. Las nuevas tecnologías, en cambio, atraen y merecen toda nuestra atención [¿será por un devoción ilimitada hacia lo fashion?].
Por esta falta de concentración, solemos pasa por alto detalles sustanciales.
Socializar la Tecnología
Aún cuando no deseamos eximir de responsabilidades al diseño, debemos reconocer que un buen diseño es difícil de lograr. Es fácil burlarse de las malas tecnologías, pero no es fácil diseñar buenas tecnologías.
Dadas la complejidad del diseño, no hay que subestimar la tarea que involucra. Frecuentemente el diseño informático es deficiente, pero porque los problemas han sido redefinidos siguiendo modelos que ignoran los recursos sociales que son parte del proceso de socialización. Mientras que el diseño exitoso, generalmente tiene en cuenta estos recursos sociales.
Más difícil aún, es llegar al hogar, un ambiente social bien aislado.
Y es poco probable lograr utilizar Java [un lenguaje de programación] para facilitar el uso de los electrodomésticos, cuando la gente sigue con problemas sustanciales a la hora de manejar aparatos mas simples, tal como la video-casetera, confesando que no puede ajustar su reloj.
Si existiese un contexto social para programar grabaciones diferidas en la video-casetera [como lo hay para mirar en ella películas], probablemente tal dificultad desaparecería.
Sin embargo, es posible socializar los aparatos hogareños.
Alexander Graham Bell [no confundir con el ingeniero vecino Asahel Pilkington Bell constructor pionero del FCCC] tuvo que hacer uso de ingeniosas estrategias para instalar el uso del teléfono. Por 1878, el telégrafo con su alcance y conmutación parecía mucho mas adelantado que este otro aparato punto a punto, interesante pero limitado. En buena medida, los expertos depositaban su fe en el telégrafo, porque estaba en manos de expertos, Hacía falta operadores para codificar mensajes en un extremo, y decodificarlos en el otro. El telégrafo funcionaba en "instituciones venerables" que le otorgaban un peso significativo al sistema. Se creía que solo organizaciones como el Correo Central y la Western Union, eran capaces de introducir este tipo de tecnología.
Bell instó a los accionistas a apostar por el uso popular, en vez de optar por la experiencia de estas organizaciones, colocando los teléfonos en manos de la gente. En un principio, colocó los teléfonos en las habitaciones de los hoteles, y los alentó a comunicarse con la recepción. También la empresa desarrolló una nueva estrategia: colocó teléfonos cerca de la cafetería de la empresa. De este modo, la gene que no sabía como utilizar el teléfono, seguramente vería a la gente que sí sabía usarlo, y de eso modo aprendería.
Paradójicamente esos recursos, son mas importantes en el hogar, porque allí escasean. Es en esta situación de aislamiento, donde la brecha entre promesa y realidad se distancian. De allí que la gente siga necesitando alejarse del hogar para encontrar recursos sociales.
Nuestra conclusión nos dice que la luz que emerge al final del túnel de la información es simplemente el destello de la mirada de un visionario; y que paradójicamente, para avanzar no hay que mirar hacia delante, sino hacia los costados.