El verdadero viaje de descubrimiento no consiste en buscar nuevos pasajes sino en mirar con nuevos ojos. (M. Proust)
A través del lenguaje creamos el mundo. No parece, pero el universo lingüístico es más poderoso y condicionante de lo que creemos. Jaworski agrega: "No describimos el mundo que vemos, sino que vemos el mundo que describimos".
Así pues, debemos ir con infinito cuidado con las palabras que empleamos al describirlo, porque con ellas estamos creando nuestro mundo. Que no es poca cosa.
Sin embargo, no somos nada conscientes de que lo estamos creando, nos parece que sólo lo estamos describiendo.
Vemos como, en nuestra cultura, la vida la vivimos como: una escalera, una guerra, un desgaste de energía, una lista de carpetas para cerrar… Y ante este análisis, muchas personas objetarán que la vivimos así porque la vida realmente es así.
El gran reto es concienciarnos de que la vida no es así, sino que la vemos de esa manera.
Cuando nos damos cuenta de los esquemas distorsionados a través de los que vemos la vida y somos capaces de romperlos es cuando se produce la mayor liberación posible.
Por ejemplo, una gran liberación la podríamos conseguir si rompiéramos un esquema, en forma de metáfora, parecido a los anteriores, que también tenemos muy incorporado: la vida como una competición.
Fijémonos como muchas personas compiten con el resto a ver quien posee más, muchos padres que constantemente comparan a sus hijos con otros para ver quien es el mejor, muchos compañeros de trabajo que en lugar de compañeros se sienten competidores (¿y la camadería?, bien gracias).
Pero la vida no es una competición, sino que somos nosotros mismos los que la vemos como una competición.
Así, si lográramos cambiar de metáfora y no ver la vida de esta forma, cuantos dolores de cabeza (innecesarios) nos ahorraríamos: ¡Aspirinetas (si es Bayer, es bueno)!
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