Hubo muchos,
(algunos con mas micrófono que otros),
pero siempre aprendemos
de aquellos que nos precedieron.
Quedarán en la historia
(habrá lugar pa' tuitos?)
o al menos en algún rinconcito
de nuestro lábil marote.
Los hay famosos,
pero están (también) los ignotos,
esos son bonitos,
porque dejaron su huella
(aún) con pocos recursos.
El diarero, el del almacén cercano
el inspector del andén,
o el portero del cole.
Personajes todos ellos,
como tantos otros.
Cuando se enciende la luz del recuerdo,
una de dos: o estás sensible, o tai poniendote viejo.
Acuden el Tío Adolfo, el Negro Armando,
Ismael Arcángel, junto a tantos otros.
También la parentela, seres queridos,
que suelen habitar en nosotros.
Por-qué la muerte nos separa
podríamos cambiar mails,
y avivarnos de tanta sabiduría
que hoy yace bajo tierra.
En esto hay un misterio
que no es muy ecológico,
toda la experiencia
también se entierra.
Será cuestión de avivarse
y estar en sintonía con
nuestros seres queridos
antes que sea tarde.
Honor y gloria
a todos ellos
que supieron dibujarnos sonrisas
o darnos ternura.
Es mucha la calentura
cuando tantas veces los extrañamos,
aunque de vez en cuando
sentimos un angelito
que nos dice:
"No seas gil, andan por aqui revoloteando .."
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