Como toda buena leyendas, parte del nacimiento del e-mail está envuelto en un velo de niebla.
Su inventor no sabe cuándo fue enviado el primer mensaje con exactitud, ni cuál fue su texto.
Hace treinta años, un día de otoño, Ray Tomlinson, un joven ingeniero de la firma Bolt Beranek and Newman (encargada de construir la Arpanet, la red de computadoras precursora de la Internet), se puso a trabajar en el desarrollo del SNDMSG , un programa para enviar mensajes a usuarios de una misma computadora.
En ese entonces, las computadoras ocupaban cuartos enteros; los usuarios se turnaban en su uso, y habían desarrollado un sistema de mensajería electrónica para dejarse notas en esos equipos. Cada nota se agregaba a la siguiente dentro de un mismo archivo, que sólo podía editar el operador de la estación de trabajo.
Tomlinson estaba experimentando con un programa que había escrito, el CPYNET , que permitía transferir archivos entre computadoras (en ese entonces, la Arpanet consistía de 23 computadoras en 15 sitios de los Estados Unidos).
Se le ocurrió que así como alguien podía enviar un mensaje a un usuario de la misma computadora, también debería poder hacerlo con los científicos que usaban equipos en todo el país. Ese día fue cuando decidió incorporar al CPYNET en el SNDMSG (en total, unas 200 líneas de código) para que todos pudieran agregar texto al archivo-casilla de cualquier usuario de la Arpanet. Tomlinson quería diferenciar el nombre del usuario de la computadora en la que trabajaba, y eligió la arroba (), que en inglés significa at (en tal lugar). El signo tenía poco uso en ese entonces, y no se confundía con otras instrucciones.
El primer e-mail de red fue enviado entre dos computadoras, una al lado de la otra en un cuarto en Cambridge, Massachusetts, pero cuya única conexión física era la Arpanet. La red como tal era muy joven: sólo en 1969 se conectaron los dos primeros IMP ( Interface Message Processor ), computadoras que actuaban como punto de entrada a cada nodo de la red, a los que a su vez se conectaban varias máquinas. Los dos primeros estaban en Los Angeles y Stanford.
Lamentablemente, Tomlinson no recuerda cuál fue ese primer e-mail. "Debió ser QWERTIOP, o algo por el estilo -dice-. En su momento no le dí mucha importancia, porque no era algo que estuviera buscando, surgió más por casualidad."
Una vez que ajustó el funcionamiento del software, Tomlinson le envió un mensaje a sus colegas, promocionando el sistema. Fue un pequeño éxito. Todos los que tenían acceso a la red comenzaron a usarlo.
Tomlinson, que se graduó en el MIT en 1965, sigue trabajando en la misma empresa (que fue comprada por Verizon), desarrollando software para comercio electrónico.
A fines de 1971 estaba un poco preocupado por su creación: "No le dije a mi jefe que estaba trabajando en eso, porque me iba a decir que era una pérdida de tiempo".
Pero Larry Roberts, el director de Darpa (la agencia que controlaba la red) adoptó el sistema de inmediato, realizando todas sus comunicaciones en forma electrónica, y el e-mail se convirtió en la killer app de la red, esa aplicación que hace que una tecnología se haga muy popular.
Dos años después, el 75% del tráfico de la Arpanet correspondía al e-mail. Hoy se envían 2100 millones de mensajes por día.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario