domingo, noviembre 15, 2009

Ropa limpia, ...

Desde lejos se las ve,
sentadas en la arena
lavando ropa (allí en el río).
Pueblo duro en ademán,
con la carga en la cabeza
vienen cantando y se van.

Bajo el puente hay un rumor,
y un humo de poleo
perfuma el aire y el cielo.
La pava bulle feliz
y a la espera de los mates
interrumpen su trajín.

Lavandera, 
quiero cantarte,
entregarte mi voz y mi corazón
a tu (limpio) corazón.
Déjame llevar tu ropa
desde el río hasta la milonga (o el tango)
donde hubiesemos vivido los dos.

La fila de mujeres
que van al río se agranda.
Los pendex meta gritar
mientras los perros torean
van cruzando el pedregal.

Cuando cierra la oración,
con sus bebitas dormidas
entre los brazos, regresan.
La tarde lenta se va
por senderos chubutanos
rumbo hacia la oscuridad.

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