Pero, también es referirse a esas plumas inolvidables, que sivieron para describir nuestra sociedad, nuestros sueños y nuestras limitaciones. Porque el Negro, fué un escritor tan genial, que hasta con sus dibujos nos deleitaba.
Basta tomar un escrito fontanarrosístico, y ahí nomás nos invade el sentimiento de carcajada automática. Un tipo que nos invita a reirnos de nuestra boludez, y a la vez nos deja pensando.
Me quedo con sus cuentos y sus novelas. Lo descubrí tarde, allá por los 80', porque hasta ese momento lo limitaba a un dibujante. Pero no, tras esa pluma, había un cerebro muy fino, un ojo avizor y un costumbrista nato.
Por eso lo traigo a este espacio renacentista, ávido de gente como él. Personas que nos permitan sonreír y pensar, que no son actos contrapuestos, sino complementarios. De allí salen los "buenos pensamientos".
Por favor Negro, una reflexión final:
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