Idea palpable,
palabra
impalpable:
la poesía
va y viene
entre lo que es
y lo que no es.
Teje reflejos
y los desteje
(hábil urdidora).
La poesía
siembra ojos en la página,
siembra palabras en los ojos.
Los ojos hablan,
las palabras miran,
las miradas piensan,
il cuore palpita.
Oir
los pensamientos,
ver
lo que decimos,
tocar
el cuerpo de la idea
(tiene forma).
Los ojos
se cierran,
las palabras se abren,
brota un silencio,
que a ambos abraza.
Y el adjetivo
se escurre,
pero no así el concepto,
hay un vínculo,
etéreo, extraño, que sale "al aire"
y los engarza.
Vibraciones,
el destino,
un milagro,
poco importa,
el tiempo
dirá,
si esto que vino
se irá,
o permanecerá.
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