Luego de las exequias asumió como nuevo rey su hijo Fernando. Este le pidió a sus asesores y consejeros que lo ayudaran y le escribieran frases o consejos para desarrollar mejor su mandato. Todos y cada uno le entregaron hojas con recomendaciones de cómo actuar en situaciones difíciles o comprometidas. Un anciano, que durante años había sido consejero del padre, le acercó un minúsculo papelito y le dijo: - «Esto no tienes que leerlo ahora, sino cuando la situación realmente lo amerite y su contenido te ayudará a encontrar la mejor solución».
El joven rey Fernando lo dobló y lo guardó en el pomo de la espada.
Transcurrieron algunos años y un rey vecino, ávido de conquistas, atacó el reino de Fernando y lo derrotó. Por consiguiente, debió huir en su caballo perseguido por las fuerzas atacantes; llegó al final del sendero y se encontró con un enorme precipicio que le impedía continuar.
Allí se acordó del papel que le había entregado el anciano; abrió el pomo de la espada, lo desplegó y lo leyó, el texto decía: «Esto también pasará»
Un poco atónito Fernando repasó varias veces el texto y se tranquilizó. A sus espalda se escuchaba el galope de los soldados que venían a capturarlo, entonces se dio cuenta de que nadie mejor que él conocía el reino: a pocos metros de allí había un atajo oculto que lo llevaría hacia otro reino amigo, donde lo recibirían amigablemente. Hizo caracolear su caballo y hacia allí se dirigió.
En ese reinado vecino, al cabo de unos meses, logró reunir parte de sus fuerzas militares y con el apoyo del otro rey volvió a sus dominios, presentó batalla, derrotó al invasor y así recuperó su reino.
Tras la victoria el rey Fernando hizo una importante fiesta para toda su población y allí, frente al trono, agradeció a cada uno de sus súbditos por haberlo apoyado, especialmente al anciano asesor de su padre. Volvió a sacar aquel escueto papelito que le diera tiempo atrás y lo tiró. El anciano lo levantó, se lo volvió a entregar al rey y le dijo:
- «Ahora también tienes que leerlo, porque esto también pasará»".
El secreto está en la vida,
en aprender a querer,
a luchar y a dar.
Dar, toda la vida
dar, dar lo mejor
2 comentarios:
De poco sirven los consejos, por bien intencionados que sean. Solo uno está en sus zapatos. Sí sirve saber, como Fernando, que hay amigos y lugares para uno.
Y que todo pasa. "Nada te turbe, nada te espante, todo se pasa, Dios no se muda. La paciencia todo lo alcanza, quien a Dios tiene nada le falta, solo Dios basta"
Como conoce el compadre
a su amigo,
aún sin decirle nada,
el tipo intuye con precisión.
No son las palabras,
sino algo mas fuerte
emerge un vínculo
(que no es virtual).
Agradezco sus palabras,
y las de Teresa,
tomo las de ambos
(como pa' iluminar mi cabeza).
Eleva el pensamiento,
al cielo sube,
por nada te acongojes,
Nada te turbe.
..
¿Ves la gloria del mundo?
Es gloria vana;
nada tiene de estable,
Todo se pasa.
..
Ámala cual merece
Bondad inmensa;
pero no hay amor fino
Sin la paciencia.
Confianza y fe viva
mantenga el alma,
que quien cree y espera
Todo lo alcanza.
Publicar un comentario