Un primero de octubre, pero de 1962 nacía Juana Molina.
Hija de Horacio Molina y Chunchuna Villafañe.
La mina, ya desde el vamos era prometedora.
El viejo, buen músico, pintón y con buen ojo para los artistas. Recordemos que Horacio dio el espaldarazo a gente como Pedro y Pablo.
Y de Chunchuna, poco podemos agregar, salvo que su inteligencia, superaba a su belleza, que no es poco. Una mina que estuvo comprometida políticamente, poseedora de un glamour muy bien retratado en Asociación Modelos Argentinas de Cantilo - Durietz. Con los años, su grado de mina se incrementa.
De esta conjunción, surge Juana. Arrancó en la tele como una humorista, cultora de un género bizarro. Luego dejó la pantalla, pa'dedicarse a la música, haciendo géneros no convencionales. Tuvo gran repercusión en cierto recital en Nueva York, y creo le encontró la vuelta.
Lo lindo es que a Juana no le importan (un bledo) los convencionalismos. Ella compone, toca y va pa' lante.
En este videillo, la vemos hablando de otra grosa, de los hongos de Marosa di Giorgio. Por eso hay que prestar especial atención a su obra, para detectar los metamensajes. Hablé de Marosa, y creo puedo juntar a las tres, bajo un rótulo: el de las minas distintas al resto dentro de su época. Podría llamarlas dickinsonianas. Y no les caería mal. Pa' na'!
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