martes, agosto 11, 2009

Leyenda árabe - patagónica

Dos amigos viajaban por la meseta (patagónica?) y en determinado punto del camino, discutieron y uno le encajó un trompis al otro.
El agredido no reaccionó (bolú?), se limitó a escribir en la arena:
"Hoy un amigo me dió una piña".
Siguieron y llegaron a un brazo del río Chubut, donde resolvieron bañarse.

En ese momento, el que recibió la ofensa comenzó a ahogarse, pero fue salvado por el amigo.
Al recuperarse, agarró un trozo de carbón y escribió en una piedra:
"Hoy mi mejor amigo me salvó la vida".

Intrigado, el otro indagó:
– Por qué, después que te pegué, escribiste en la arena y, ahora, hacés lo mismo, pero sobre una piedra?

Sonriendo respondió:
- Cuando un gran amigo nos lastima, debemos escribir donde el viento del olvido y del perdón se encargue de emborronar y borrar el recuerdo. Por otro lado, cuando algo bueno nos pasa, debemos grabarlo en la piedra de la memoria y del corazón, donde ningún viento (ni el nuestro, ese que sopló el domingo p.pdo.) del mundo podrá borrarlo nunca jamás.

Evidentemente el agredido no era ningún bolú, sino un tipo paciente, sabio y esperanzado, un zen patagón.


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