martes, agosto 25, 2009

Notorius

Para mitigar la saudade, hice lo de siempre, un viaje virtual a la amable CABA - Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y me trasladé a las cercanías del Palacio Pizzurno.
Imagino ingresar a la biblioteca del Maestro, alguna mañana de un día hábil, toparme con otros estudiantes y personajes del entorno, y quizá hasta me encuentre en mi época dorada de universitario. Me siento, mirando por la ventana, y diviso los paraísos con sus flores violetas, el suelo bien rojizo, y en la plaza el grupete de seres que practican Tai Chi.
Libro en mano, en medio de ese ámbito, el corazón respira mejor.

Salgo del ministerio, saludo el busto que tallara Rodin, de Domingo Faustino, cruzo la plaza y me voy a Notorius. Allí escucho toda la buena música del mundo, y remedando el truco aprendido, como para escuchar conciertos sin garpar, me voy a las mesitas del pasillo, mientras toca algún fenómeno. Así conocí a Beto Caletti, escuchadlo y luego me diréis de ande es el tipo.
Si no te saca la saudade, tamo' jodido (tamo').
Notorius: Callao 936.-

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