En 1615, en la ciudad peruana de Lima, "Ciudad de Los Reyes", la hermana Rosa –(Isabel Flores de Oliva, 1586-†1617)– encabeza una rogativa desde una Iglesia, ante el posible desembarco de naves de piratas holandeses que ya habían asaltado el puerto vecino de El Callao.
Sin previo aviso, una gran tormenta impidió que las embarcaciones se acercaran a tierra y así, la ciudad de Lima quedó salva.
Los creyentes comenzaron a atribuir la presencia de la tormenta y la huida de los piratas, al poder místico de Rosa.
En nuestro Hemisferio Austral, a partir de mediados de agosto, es común oír hablar de la tormenta de Santa Rosa.
Popularmente, se afirma que se produce unos días antes o unos días después del 30 de agosto, asociada al santoral que recuerda a Santa Rosa de Lima.
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