Cuando uno anda apagado es porque se quedó sin chispas. Cuando uno echa chispas, piensa y dice muchas cosas.
Ahora bien: acá estamos inmersos en el Plan Mamut, que apunta a la inmovilidad por congelamiento. Es decir, cuando uno deja de chisporrotear se viene la quietud total; ergo: mientras hay chispa, hay esperanza.
Por eso uno invoca, evoca, imagina la hoguera, como pa' tener un enjambre de esas mariposas de fuego que nos habitan (de tanto en cuanto), y que nos entibian cuando se hacen cuento. Pero si no te queda nada pa' contar, es porque se te murió la última chispa (el apagón definitivo).
Amundsen sobrevivió (mientras pudo), a fuerza de primus. Le daba bomba y escribía su diario: notas, la temperatura del día, el pronóstico del tiempo, los vientos, la familia. Y el noruego sobrevivió en medio de esos relatos entumecidos.
Se sobrevive a cuiando, a puro cuento; el que se sabía todos los cuentos, no se imaginó este (yo tampoco). Cada cuentito es la única anotación en un diario e viaje -vivimos de paso- que justifica el diario y el viaje.
El cuento concebido, elaborado, tallado, pulido, contado, oído, imaginado, es la sal de este cubículo polar, insípido que es la cárcel de la vida, donde te congelan la palabra, y vaya uno a intentar (sin calentamiento previo), decir palabra alguna ..
La chispita original enciende el primus de Amundsen. Y podríamos decir:
- "Donde no había nada para hacer, tuive algo para hacer: sembrar cuentitos en la nieve".
Eso te permite seguir con la hoguera. Pero a cada paso tenés que alimentarla, y cuando pensás que tenés leños de sobra. Sopla un impensado y turro viento que te la apaga. Y a recomenzar, en medio de la diatriba.
No tenés que perder el tiempo, evita calentarte, silba cual estibador en la saloma. Cantate una de Serú Girán y derecho pa' frenti.
O mejor, recordá alguna de las que nos gritaba el Canario Luna. Ese que de tanto cuento que cantó, se quedó sin letra, y lo llamaron de arriba.
Porque si te quedás sin letra, el DT es inexorable, pide tu cambio, pese a que vos creas que estás jugando bien, y no volvés a entrar. Por mas virtuoso/gambeteador/arremetedor que seas.
Es una mezcla de deporte y literatura. Ideal para debatir con el Negro Fontanarrosa, Angel Cappa o Ale Apo.
Cuidate del viento. Es un monstruo grande y apaga no solo fuegos, sino otras cuestiones. Y el muy guacho se nos instaló en el Virch desde el domingo. Que lo parió!
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